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«El cabo…dibujado perfil por la mano de un dios» (José Ángel Valente)

Puedes conocer al poeta y su obra en su Casa Museo en la capital de Almería

José Ángel Valente Docasar (Orense, 1929 – Ginebra, 2000) fue un escritor, poeta, ensayista y traductor español, reconocido hombre de letras. Estudió Derecho y Filología Románica. Vivió en Inglaterra, Suiza, Francia y España. En Almería pasó los últimos 15 años de su vida, compaginando temporadas con Ginebra y París, lugar que influyó en su proceso creativo y le inspiró para la creación de algunos de sus poemarios más destacados. La casa en la que residió es hoy un museo en homenaje al escritor y su obra. Está en la calle homónima José Ángel Valente, en el número 7. La entrada es gratuita y se puede visitar de martes a domingo. Consulta los horarios de invierno y verano aquí.

Recibió numerosos premios, además de su reconocimiento, como el Premio Adonais en 1955, el Premio de la Crítica en 1960, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1988, el Premio Nacional de Poesía en 1993  y el Premio Reina Sofía en 1998.

José Ángel Valente Docasar.
Fuente: Flickr. Autora: Elisa Cabot.

Poema ‘El sur’

«El sur

El sur como una larga,

lenta demolición.

El naufragio solar de las cornisas

bajo la putrefacta sombra del jazmín.

Rigor oscuro de la luz.

Se desmorona el aire desde el aire

que disuelve la piedra en polvo al fin.

Sombra de quién, preguntas,

en las callejas húmedas de sal.

No hay nadie.

La noche guarda ciegas,

apagadas ruinas, mohos

de sumergida luz lunar.

La noche.

El sur».


‘Cabo de Gata’

«El cabo entra en las aguas como el perfil de un muerto o de un durmiente con la cabellera anegada en el mar. El color no es color, es tan sólo la luz. Y la luz sucedía a la luz en las láminas de tenue transparencia. El cabo baja hacia las aguas, dibujado perfil por la mano de un dios que aquí encontrara acabamiento, la perfección del sacrificio, delgadez de la línea que engendra un horizonte o el deseo sin fin de lo lejano. El dios y el mar. Y más allá, los dioses y los mares. Siempre.

Como las aguas besan las arenas y tan sólo se alejan para volver, regreso a tu cultura, a tus labios mojados por el tiempo, a la luz de tu piel que el viento bajo de la tarde enciende. Territorio, tu cuerpo. El descenso afilado de las piedras hacia el mar, del cabo hacia las aguas. Y el vicio de todo lo creado envolvente, materno, como inmensa morada».

José Ángel Valente. ‘Nadie’ (1996).

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