Disfrutar antes de irse a trabajar es posible

No sé vosotros, pero yo estoy en punto de mi vida en el que me encanta madrugar y acostarme antes. No sé, es como que me adapto más a un ritmo natural… Ahora sé disfrutar del madrugón.

Disfruto mucho siendo un animal nocturno, pero, por primera vez en mi vida, esta conexión de disfrutar de los madrugones no pesa. Al revés, se disfruta y te carga de una energía que te sorprende, porque uno afronta el día de otra manera. Te invito a probar a disfrutar antes de trabajar.

Es curioso cuando uno tiene que trabajar fuera de casa en otro país, se intenta aprovechar más el tiempo para verlo y sentirlo todo, ¿verdad?

Yo tuve la suerte de vivir una temporada bastante lejos de casa y aprendí a conectarme de otra manera con el lugar, con la tierra. Aprendí que ver el amanecer era aún más espectacular que la puesta de sol.

Del silencio emana el ruido sutil de la vida despertando. De la oscuridad surgen los primeros brillos y reflejos con sus formas cambiantes a cada segundo. Del estado tranquilo y lento aparece una nueva fuerza que te impulsa a vivir.

Disfrutar del madrugón en Almería

Ahora de vuelta por mi tierra, es como que me apetece vivir de esa manera en la que te lanzas a hacer todo aquello que cuando viajas o estas fuera, haces sin esfuerzo y hoy, aunque son las 06:00 horas y trabajo a las 09:00 horas, voy a pegarme 70 km solo para ver amanecer en uno de los lugares mágicos de nuestra tierra… Las Salinas del Cabo de Gata.

Cuando suena el despertador, cuesta ubicarte de nuevo en tu versión vivo, pero sabiendo que el sol no espera, te vistes, te pegas un buen “fregao”  para espabilar, un algo para comer y en ruta.

A esas horas te sorprende la cantidad de coches que tenemos ya en nuestra carretera hacia Almería desde el poniente. ¿Recordáis el primer vídeo que compartí con ese amanecer? sobra decir más, ¿verdad?

Creo que es la segunda vez que vengo tan temprano al Cabo, otra vez fue un día de furia ventolera y frío de diciembre para grabar El Arrecife de Las Sirenas, pero hoy no se mueve nada, no hay nadie en la carretera y es un auténtico lujo disfrutar de las pitas totalmente negras, con el cielo rosa y naranja empezando a surgir.

Hace fresco, se escucha el mar de fondo, los pájaros empiezan a despertar con el sol que tiene ganas de verse reflejado en las salinas tras las montañas del Cabo. Aparco en medio de la carretera que nos lleva a la iglesia, comienzo a caminar. Respirar, escuchar, oler y sentir esto … es un regalo.

6.50 AM

Despego.

Honestamente me abruma lo que veo: el tono rosa de las salinas con el reflejo de las montañas; la iglesia solitaria, aún en penumbra entre el azul intenso del mar semioscuro todavía y las montañas de sal, emergiendo entre esas casas de pescadores …

No hace nada de viento y la bruma se disipa lo justo para dejarme boquiabierto y al mismo tiempo darle un aire aún más real a las vistas. El sol surge entre las colinas y todo cambia de color y de formas, emergen verdes, azules, blancos y marrones. Todo se llena de luz, todo despierta a un nuevo día lleno de energía y de vida. Una oportunidad para disfrutar del madrugón en Almería.

7.40 AM

El sol me invita a decir adiós con su potencia que ningún filtro corrige, así que es hora de recoger. Aquí os comparto una ligera muestra de lo que vi y viví, pero os invito a que hagáis vuestro despertar en el Cabo.

Es hora de irse a trabajar.

· Almería desde las alturas