La luthier almeriense que crea guitarras inspiradas en mujeres que le marcan
La inquietud de Cristina Gómez por la música le ha llevado a dejar parte de su alma en los instrumentos
«Me introduje con más de cuarenta años en el mundo de la guitarra y según me dijo Paco Luis Miranda, miembro del Trío Richoly, la primera guitarra construida en Almería que ha sido firmada también en la provincia por una mujer es la mía», asegura la luthier almeriense Cristina Gómez Vargas.
A la guitarrera siempre le ha llamado la atención este instrumento y desde pequeña, aprender a tocarlo, fue para ella una asignatura pendiente. Sin embargo, a raíz de apuntar a su hijo a clases de percusión decidió asistir ella también a la academia y se inscribió en clases del aparato de cuerda.
Un día de 2014 su profesor, Guillermo Fernández, le llevó de visita al Museo de la Guitarra Española ‘Antonio de Torres’ y se quedó impregnada de la figura e historia del guitarrero, ampliando así su interés por la música. Destaca la imagen de los maestros desde la importante labor que hacen dando a conocer la vida de Antonio de Torres, a quien asegura que todo el mundo que se inicie en la música debería de conocer.
Un año más tarde conoció a Carlos González, un luthier de Gijón afincado en Aguadulce que hoy en día es el conservador del museo. El encuentro se produjo en una feria de artesanía donde González exponía su trabajo. Éste al ver la impresión e interés de Gómez Vargas hacia su arte se acercó y le comentó que tenía una escuela. Ella al principio pensó que para dedicarse a crear guitarras tenía que tener algo de conocimiento sobre la carpintería pero el maestro le dijo que no, que lo único que necesitaba era interés y amor por la guitarra. Así que, al instante se apuntó, aunque tuvo que esperar unos cuantos meses para empezar a dar clases ya que todas las plazas de la escuela estaban cubiertas.
Para ella es vital la colaboración de los profesores en la difusión de Antonio de Torres
Cinco guitarras con nombres de mujer
Tras siete años aprendiendo la almeriense ya se encuentra trabajando en su quinta guitarra. A diferencia de los profesionales, para ella simplemente es un ‘hobbie’. Todas sus guitarras tienen nombre de mujer; la primera es Mari como su hermana, una persona muy especial para ella que siempre ha sido como su segunda madre. La segunda la construyeron entre su marido y ella decidió ponerle Cristina, porque de haber tenido alguna hija se hubiese llamado así. La tercera Ascensión, como su madre. Después creó a Elodia, nombre que tenía su abuela y en la quinta está trabajando, pero se va a llamar Ana como su bisabuela. Todo nombres de mujeres importantes para ella que han marcado su vida.
Y hablando de mujeres, la aficionada a las guitarras cree que cada vez hay más en este mundo. Cuando ella hizo su primer instrumento de cuerda Paco Luis Miranda, miembro del Trío Richoly y un apasionado y entendido del tema, le dijo que era la primera mujer en Almería en firmar una guitarra. «Seguramente ha habido guitarreras que han hecho instrumentos en Almería pero no existe información de que hayan sido firmados por mujeres en la provincia. La primera guitarrera en España en poner su sello a sus creaciones fue la almeriense Ana Espinosa, afincada en Granada» aclara Cristina Gómez.
Amor y precisión
Gómez Vargas explica que a la hora de crear una guitarra lo que hay que tener en cuenta es lo que dice su maestro Carlos González: amor a la guitarra. De hecho, Antonio Gaudí tenía un lema, ‘Para hacer las cosas bien es necesario: primero, el amor, segundo, la técnica‘.
La precisión es algo fundamental y esto se lo ha inculcado otro de sus maestros, Pavel Gavryushov. La luthier almeriense ha aprendido a trabajar los espesores midiendo décimas y centésimas de milímetros, pues un pequeño error en muchas piezas al ensamblarlas todas puede ser un gran error; ya que puede ocurrir que la guitarra no suene, que las cuerdas trasteen, que al tocar hagan ruido… es decir, que directamente no sirva para nada.
«Siempre pongo las cuerdas antes de barnizarla»
Si hay algo a lo que no se resiste la protagonista es a probar su guitarra antes de barnizarla. Primero, se encuentra con un montón de tablas, las dobla, lija, acuchilla y va dándoles grosor hasta que poco a poco van tomando forma.
«Cuando las tablas que has ido trabajando toman volumen es algo mágico«, relata la luthier almeriense. Otro momento con encanto es cuando la termina y le pone las cuerdas: «yo no puedo resistirme, siempre le pongo las cuerdas antes de barnizarla y una vez se las pongo me pierdo y me tiro un tiempo tocándola hasta que decido quitarle las cuerdas y echarle el barniz de una vez, no puedo aguantar la tentación«.
Para Cristina Gómez Vargas una guitarra hecha por unas manos lleva el alma de la persona que la ha creado y en un futuro sus creaciones serán el recuerdo que le deje a sus hijos.