Así vivían los primeros pobladores de Almería en la era glacial
La Cueva de Ambrosio delata cómo era el ecosistema de la provincia durante las glaciaciones
La Cueva de Ambrosio, en la comarca de Los Vélez, descubre al mundo cómo vivían los primeros almerienses. Este espacio alberga en sus recovecos los vestigios más remotos de los primeros pobladores en la provincia de Almería. Aunque, bien es cierto que en Escúllar se halla representada una yegua preñada que puede ser más antigua que estos indicios, la Cueva de Ambrosio arroja pruebas irrefutables de que hace 18.000 o 20.000 años llegó el ser humano moderno a la provincia. Un almeriense que, por aquella época, era cazador, recolector y nómada; y vivía de lo que la naturaleza le brindaba.
Además de ser taller de reparaciones para los primeros hombres, esta Cueva era empleada como santuario mágico por los primeros pobladores para invocar a los espíritus de los animales. Se hallan así en las paredes de la gruta caballos, ciervos, uros, pájaros y peces con 16.000 años de antigüedad.
En busca de alimento
Estas sociedades basadas en la recolección y la caza registraban densidades de población bastante bajas, pues la comida no abundaba por estas tierras. El carácter predominantemente estepario de la Almería glacial ahondó más en este hecho y provocó que los primeros pobladores llevaran a cabo una práctica que ya era puesta en marcha por los indios americanos.
Utilizando el elemento del fuego se encargaban de mantener la estructura de la vegetación con el fin de favorecer el crecimiento de especies herbáceas. Estas servirían de pasto a los animales, que posteriormente eran cazados por el ser humano.
¿Y cómo se deduce que los almerienses pusieran en práctica este ingenioso método? Por los estudios palinológicos (estudios de polen) que informan sobre la vegetación y el clima. Los investigadores consiguieron estudiar los restos de polen depositado bajo el suelo de la Cueva de Ambrosio, así como los animales que, en algún momento, habían servido de alimento a los cazadores que allí acudieron.
Este estudio palinológico apunta las fluctuaciones climáticas durante el período glacial. El paso de las fases frías a las templadas y viceversa se ve reflejado en la alteración del polen hallado. Esta variación se traslada al entorno, encontrando períodos de gran sequedad en el ambiente, con otros tramos de tiempo con una gran cubierta vegetal.
Como muestran las pinturas de esta Cueva, los primeros pobladores de Almería cazaban cabras, ciervos, caballos y conejos. Estas dos últimas especies son bastante características de hábitats sin árboles, aunque el polen arbóreo encontrado en la Cueva indica que también debía haber áreas boscosas, que se contraían en las épocas frías y se expandía en las templadas. Los restos de fauna encontrada en la gruta apoyan esta idea, ya que se han encontrado cabras, ciervos, linces y gatos monteses.
Ríos de verdad en Almería
El mismo estudio del polen indica que también debió haber cerca un curso de agua. En las proximidades de la Cueva hay constancia de polen de ejemplares como el abedul, el tilo y el avellano; especies que hoy en día solo son abundantes en las orillas de las regiones del norte de la Península Ibérica.
El tilo produce granos de polen grande, pesado y pegajosos que no recorren mucho espacio cuando caen. Los investigadores sugieren que el porcentaje de polen hallado (6 %) debe ser multiplicado por 8. Así, se puede saber que el tilo supuso el 48 % de la vegetación total de la zona.
De este modo, en la comarca de los Vélez debía ser relativamente grande el caudal de los arroyos. Al menos en ciertos períodos de tiempo. Prueba de ello son los caracoles vacíos hallados en la gruta de la Cueva, que eran usados por los primeros pobladores de Almería para hacer collares y otros adornos. Estos caracoles pertenecían, en su mayoría, a la especie Theodoxus fluviatilis, un molusco característico de las corrientes lentas en los cursos medios de los ríos.
Los investigadores también conocen el volumen que pudieron alcanzar estos cursos de agua, pues en la Cueva se han hallado restos de trucha de 70 centímetros de largo, y casi 3 kilos de peso. Por ello concluyen que en la última glaciación llovía más que ahora.
Animales éxoticos
Aunque, sin duda, el conjunto faunístico más exótico considerado por los estudiosos son los micromamíferos. Como el ejemplar de hámster Allocricetulus bursae, especie que sobrevivió al final de la edad del hielo en la Península Ibérica y que se extinguió a continuación.
El topillo nival, topillo campesino, topillo agreste y rata topera son otras especies que indican que la tierra de Almería lucía muy distinta de lo que hoy conocemos, ya que estos ejemplares son propios de pastos y herbazales del norte de España.
Fuente: «Almería: hecha a mano. Una historia ecológica»