El quejigo, un árbol singular en el Jardín Botánico Umbría de la Virgen

Los árboles son fundamentales para la vida, producen oxígeno, absorben CO2, frenan la erosión y aportan bienestar a las personas que viven cerca. Por todos estos motivos y más, el ‘Quercus faginea’, conocido comúnmente como “roble carrasqueño” o “quejigo”, ha sido elegido planta del mes de enero en el Jardín Botánico ‘Umbría de la Virgen’, del Parque Natural Sierra de María-Los Vélez.

Quienes visiten estas instalaciones en el municipio de María, podrán ver este árbol que puede medir hasta 15 ó 20 metros, aunque en ocasiones, debido a la presencia de suelos más pobres y secos su porte queda reducido a arbustivo. El quejigo crece en bosquetes mediterráneos con clima continental no extremo, desde los 500 hasta los 1.800 metros de altitud. Además, es indiferente al tipo de sustrato, aunque prefiere los suelos calizos o arcilloso-calizos.

Se le considera un endemismo de la península Ibérica, aunque no se descarta que pueda aparecer puntualmente en el noroeste de África. En Andalucía se ha citado en todas sus provincias. Sus hojas son semicaducas, ya que a menudo se mantienen marchitas mucho tiempo sobre la planta, mientras que otras hojas pueden permanecer verdes durante el invierno.

Tiene capacidad de hibridarse con otras especies de quercus, lo que hace más difícil su identificación. Además, se trata de una planta variable en su morfología, por lo que se han descrito distintas especies y subespecies que no han resultado válidas.

El término faginea se le puso por la similitud de sus hojas a las del Haya (Fagus).Son muy típicas las agallas del Quejigo, bolas leñosas marrones que pueden alcanzar el tamaño de una nuez y que están provistas de unos piquitos que forman una corona. Estas agallas se producen por la picadura de avispas Cinípidos, que hacen su puesta sobre los brotes jóvenes de la planta.

Un árbol, muchas utilidades

Sus diminutas semillas pueden ser dispersadas a grandes distancias a través del agua, al igual que partes del rizoma. También a través de la migración de aves. Una sola planta puede producir hasta 3 millones de semillas al año.  Las flores son visitadas principalmente por abejorros, pero también por lepidópteros, abejas domésticas y silvestres, así como moscas sírfidas.

 Se la ha considerado planta medicinal por sus propiedades intestinales, antioxidantes o vulnerarias entre otras, que son conocidas desde época griega. Tiene un gran potencial como planta ornamental debido a su espectacular floración. Otras especies de esta familia (Litráceas) tienen gran interés por sus tintes, siendo un conocido ejemplo la henna, tinte extraído del arbusto Lawsonia inermis.

Esta planta es habitual en zonas húmedas o riberas de agua dulce de curso permanente, a menudo encharcadas durante todo el año y también en bordes de acequias tradicionales. Forma parte de herbazales, juncales y carrizales y se da entre 0 y 1.900 metros de altitud.