Cultura y ocio

El patio renacentista del Castillo de Vélez Blanco viaja hasta el MET de Nueva York

La historiadora Olga Raggio fue quien se encargó de su instalación en 1958

En el pequeño municipio de Vélez Blanco se halla el Castillo que lleva por apelativo el mismo nombre y cuyo Patio de Honor ha viajado hasta, nada más y nada menos, que el Met (Metropolitan Museum of Art) de Nueva York. Más de 6.000 kilómetros recorrieron las esculturas renacentistas que decoran este espacio para mostrarse hasta casi 7 millones de personas que visitan cada año el Museo.

El origen del Castillo, de construcción medieval, se remonta a 1506 y la edificación se organiza en torno al Patio de Honor, el espacio más importante de los 2.500 m² construidos. Los bienes arquitectónicos de mayor valor, construidos con el material más noble de la provincia, como es el mármol de Macael, fueron vendidos en 1904 al anticuario francés J. Goldberg por la Casa Medina Sidonia, que por aquel entonces era la propietaria. Más tarde, en 1913, los coleccionistas George y Florence Blumenthal los adquieren. Ellos serían quienes los instalarían en su vivienda de Manhattan. Finalmente, a su muerte en 1941, la colección se dona al Museo, como así mandaban los deseos de Blumenthal.

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Una obra sin igual

Su estilo renacentista con elementos del gótico tardío y ciertos rasgos mudéjares hacen que el propio Met lo considere “una joya de arquitectura híbrida” que se funde con la cualidad tridimensional característica del comienzo del Renacimiento italiano. Una obra sin igual que merece y justifica por completo su viaje para que fuera admirada por millones de personas al año.

Los elementos originales donados por el coleccionista se unen al Patio reproducido por la historiadora Olga Raggio en el mismo Museo. Ella fue quien viajó en 1959 hasta Vélez Blanco para ver el entorno original en el que se hallaba el Patio y tratar de preparar su montaje en la museo neoyorquino con la mayor fidelidad posible. La instalación del Patio de Vélez Blanco, que forma parte del proyecto de expansión que el Met había planeado en la década de los 40 y 50, finalmente sufre algunas alteraciones como consecuencia de la disposición de la sala. A pesar de las variaciones, el conjunto mantuvo la estructura compositiva original y parecía transportar a sus visitantes al mismo Vélez Blanco.

Cambio de destino

El conjunto arquitectónico pronto cambiaría de rumbo cuando la empresa de compra y venta de arte French & Co adquiere el artesonado. Los siete años siguientes permanecen en el edificio que la empresa disponía en Manhattan. En 1952 se vende a Nicolás González Jáuregui, un empresario mexicano que dedicó su vida a la colección de arte. Veinte años más tarde el complejo es embargado por el gobierno y en 1979 se dona al Instituto Cultural Helénico en Ciudad de México.

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Fue el arquitecto almeriense Ismael Motos Díaz quien se dio cuenta del artesonado de que el Castillo de Vélez Blanco se encontraba en el Instituto. Para ello debió seguir su pista a su paso por París, Nueva York y México, donde estuvo almacenado o instalado. Este estudio histórico documental supone un paso hacia la recuperación del patrimonio español con la que el arquitecto pretende elevar el Castillo de Vélez Blanco al lugar que merece en la Historia del Arte y del Renacimiento.

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