Lobas de mar: las aventuras de una madre y su hija en el velero ‘MAMI’
El perfil de Instagram de María e Inés cuenta ya con más de 9.000 seguidores
María Aguirre y su hija Inés son dos lobas de mar que han sido atrapadas por las maravillas que concede surcar los mares almerienses. Una pasión que María disfruta desde pequeña y que ahora inmortaliza a través de su perfil de Instagram @de_estribor_a_babor. Así, María y su hija pasan los meses de primavera y verano en su velero ‘MAMI’.
¿Quién es maría Aguirre?
“Soy un híbrido, una gata nacida en Madrid, pero con media genética almeriense y la otra media vasca, pero siempre con aroma a mar y humedad en mi casa. Quizás por eso siempre he vivido dividida entre norte y sur, aunque siempre han predominado los años sureños en Almería, en esa brújula geográfica de mis orígenes.
Soy abogada de profesión, y por vocación. No concibo este gremio si no es vocacional. Creo en la importancia de las libertades que heredamos de nuestros antepasados por las que se pagaron precios terriblemente desorbitados, pero justificados. Libertades que bailan algo arrítmicas en ocasiones entre las melodías cambiantes de los derechos y las obligaciones de los hombres, entre lo punible y la justicia, una de las primeras necesidades humanas cubiertas. Me enamoré de este mundo por el derecho romano.
Me fascina la justicia, su concepto y su compleja aplicación, creo que es en sí simultáneamente lo mas neutral existente y a veces lo menos imparcial que hay. Donde los jueces espectadores de su entorno, ajenos a esos conflictos, observan, meditan, deliberan, y sentencian, teniendo que elegir un lado de la balanza. Y en esa dicotomía nace imparable todo ese caos inmenso, esa ambigüedad a la que subirse en marcha como si de un tren sin control se tratara intentando que no descarrile.
Pero la vida tiene sus fases, sus momentos, y me gustaría en un futuro, desconozco si lejano o cercano, vivir en la mar y lejos de la justicia de los hombres, cambiar las leyes por cartas de navegación. Quizás pronto pueda darle forma.”
Felicidad y salinidad
¿Por qué te apasiona la navegación? ¿Cuándo comienza esa pasión?
“Creo que en la vida las pasiones son fundamentales. Imprescindibles diría yo. Alimentan vidas de personas hambrientas de anormalidad, que huyen de las rutinas y lo cotidiano. Una de mis pasiones es la mar, la exquisitez de vivir en una flotabilidad constante, sin pesos ni lastres, solo felicidad y salinidad. Un lugar donde relativizar y respirar.
Mi pasión por el mar viene desde mi infancia, gracias a mi padre que me enseñó ese mundo de su mano, literalmente, buceando junto a él.
Aprendí a nadar y bucear muy pronto y pude acompañar a mi padre y sus amigos a hacer pesca submarina, allí en mitad de la nada y del todo. Pasaba horas observándoles, viéndoles subir y bajar incansables, devotos de una pasión, donde solo salían unos segundos para tomar aire. Luego limpiaba el pescado con ellos. Resulta fácil seducir a una niña con los brillos de aquellas escamas volando a su alrededor, lentejuelas del mar. Así, empecé a tomar contacto con la apnea y la pesca submarina de primera mano.
Luego me interesé por la vela, usando el viento a mi antojo, y empecé cursos de navegación y a navegar con Optimist (una embarcación de vela ligera).
Con 14 años mi padre falleció y dejé de lado la mar unos años. Resultaba demasiado doloroso volver a ella sin él, pero tuve la fortuna de ser madre con 22 años y me vi en la obligación de volver a ella esta vez de la mano de mi hija Inés.
Pasiones compartidas
Con las pasiones solo hay dos opciones, tus hijos pueden odiarlas o amarlas, por suerte mi hija ama este mundo y por eso no me quedó otra que comprar un pequeño velero, el MAMI, su nombre era idóneo para nosotras. Y aunque es viejito, humilde y espartano, con él navegamos juntas por los mares de Almería.
A sus once años, Inés navega perfectamente su MAMI, jugando con los vientos y las olas, bajo las reglas del mar, sin miedos, aguantando rumbos, solucionando problemas, subiendo al palo, y valorando los pequeños placeres de la vida. Lo sencillo que en esta vida de prisas olvidamos enseñarle a nuestros hijos, y la importancia de ser resolutivo.”
¿Vivís en el velero o solo lo utilizáis para navegar?
“Nuestro barco, mide 7 metros de eslora, es un tylor somo 23 de 1980, no esta preparado para el invierno por aislamiento y medios, por lo que vivimos en él en los meses de primavera y verano. El resto del año vivimos en tierra firme, pero navegando.
Hemos aprendido a vivir con lo esencial a bordo en 7 metros de eslora, con lo necesario por espacio. Ahí comprendí lo innecesarias que resultan muchas cosas, nuestro fondo de armario lo forman bañadores. Valoro inmensamente el placer de vivir descalza.
Pasamos nuestras horas con el equipo de buceo, juegos de mesa, cartas, libros, instrumentos musicales… Este año tenemos previstas varias travesías, y estamos planeando cruzar el Atlántico juntas, pero con otra embarcación.”
Fondos para bucear
¿Cuáles son los fondos de Almería más bonitos para ti?
“Almería es un paraíso marítimo. Cabo de Gata es un legado natural impresionante, tenemos una diversidad bestial de especies marinas, posidonia, corales, pecios… Debemos concienciarnos y cuidarlo más que nunca para su continuidad y los que estén por llegar a él.
Navegamos y buceamos mucho por la zona de Aguadulce (El Palmer), las Salinas, Genoveses, Cala del Corralete, la Cala del Plomo, San José… Hay tanto que ver bajo el mar en Almería, tantas opciones…
Para bucear recomiendo Cala la Higuera, los Escullos, Cala del Cuervo, el Arrecife de las Sirenas y la Zona de El Palmer, entre otras zonas.”
Navegar con delfines
¿Alguna anécdota navegando?
“Cada día es distinto al anterior y al siguiente. Un continuo aprendizaje, llenas de anécdotas, roturas de todo lo que puedas imaginar, piezas, motor, velas, partes de tu barco que desconocías que existían, maniobras fallidas, medusas atrapadas en las cañas de pesca, plásticos en las hélices, y momentos de tensión que siempre son compensados.
No hay dos días iguales, hay jornadas tranquilas que saboreas en honor a las complicaciones que llegarán en días de poco viento; y jornadas intensas y complicadas en las que solo deseas volver a puerto.
El recuerdo más dulce que tengo en esa inmensidad salada, es del día que Inés conoció al MAMI por primera vez. Casualmente el día después de su cumpleaños, un día de junio suavemente cálido, despejado, con una brisa que nos acariciaba, y mar en calma.
Ese día salimos con incontables temblores y nervios en las piernas. Izamos velas por primera vez rogando a la fortuna que se pusiera de nuestro lado, navegamos con muy pocos nudos, pero avanzando y de repente, por sorpresa, nos encontramos navegando rodeadas de delfines. Yo al timón e Inés en la proa, calladas por fuera, pero gritando por dentro, observando y disfrutando de aquel instante que fue un regalo, el primero de muchos que vendrían en esta vida con la mar, que recomiendo siempre a mi entorno que conozca y le da la oportunidad.
Aquel momento fue inolvidable, todo se volvió armónico, allí supe que estaba donde quería estar.
Mujeres del mar
Juntas hemos creado un perfil en Instagram (@de_estribor_a_babor), que surgió para que mi hija siguiera a mujeres del mar que escasean en nuestro entorno, quería que tuviera referencias femeninas, y paralelamente terminó por ser una gran familia del mar. Aquí es donde Inés habla con niños de todo el mundo que navegan y cuentan sus propias experiencias y donde hemos conocido a personas fascinantes de estos mares.”