La Fiesta del Pan de Lubrín, una tradición que nació de las epidemias
La peste, el cólera y años de malas cosechas podrían estar en el nacimiento de esta tradición de Interés Turístico en Andalucía
Tradicionalmente enero alberga una de las celebraciones que más público suele atraer al municipio de Lubrín, las Fiestas de San Sebastián o Fiesta del Pan. Un evento que goza de la Declaración de Interés Turístico en Andalucía y que se ha convertido en una importante seña de identidad para Lubrín. La fiesta es celebrada el día 20 de enero, día del Santo San Sebastián, Santo invocado contra la peste y los enemigos de la religión.
En esta fiesta los lanzadores arrojan panes desde los balcones mientras el paso del Santo avanza bajo estos. Los panes son recogidos por los jóvenes que se encuentran abajo, organizados en peñas mientras otros vecinos del pueblo conducen el trono. En este día el hermanamiento es total. Además de las roscas, rosquillas de pan y la procesión, los cohetes celebran con su espectáculo este día tan importante para los lugareños.
Estas fiestas suponen un impulso turístico para Lubrín, pues las visitas suelen rondar las diez mil personas durante esta época.
Miseria y hambruna
Su origen es un tanto peculiar. Viajamos a la época en la que Almería se vio afectada por epidemias de peste y cólera en las que se posiblemente se lanzara a los pobres pan y monedas desde los balcones, para evitar el contacto directo y posibles contagios. Otras fuentes apuntan a la pobreza ocasionada por años de malas cosechas como origen de la tradición. Ante estas condiciones, los habitantes de este municipio almeriense, devotos de San Sebastián, pidieron al Santo para que la situación cesara.
A partir de ese momento, Lubrín consiguió recobrar la compostura y la economía se vio claramente mejorada. La riqueza creció y los habitantes volvieron a estar provistos de alimentos que llevar a la mesa y desde entonces se lanzan panes al santo.
Por otro lado, algunos otros vecinos del pueblo dicen que el origen de las Fiestas de San Sebastián de Lubrín corresponde a la labor iniciada por los párrocos de la Iglesia. A causa de ver tanta miseria, estos decidieron salir por la calle para repartir pan a los pobres. Poco a poco, la costumbre se convirtió en tradición, dando lugar a este popular evento.