Carolina Durante: “Sin conciertos hay peña que no tiene para comer”
El grupo madrileño saltó a la fama con su tema 'Cayetano', y ha logrado ser el grupo español con más presencia en el circuito de festivales
Las modas, por lo general, suelen ser pasajeras así que ha llegado el momento de dejar de llamar a ‘Carolina Durante’ la “banda de moda” y asumir que se ha consolidado en la escena musical española. Y es que el hecho de que sea el grupo español más contratado en el circuito de festivales dice mucho de su versatilidad. Su secreto: “molar a la peña y ya está”. Prosiguen: “tenemos engañados a los promotores. Con cada uno nos comportamos distinto en función de cómo sean ellos. Yo creo que es esa la clave”.
En una sala ‘sin chicha ni limonada’ charlamos con Diego, Mario, Martín y Juan, integrantes del grupo ‘Carolina Durante’, o como ellos se describen al comienzo de la entrevista “cuatro chavales normales muy cerca de ser cuatro toláis”. Una conversación en la que las risas y las miradas cómplices completaban las frases, y nos ayudaban a conocer un poco más de estos cuatro chicos que se presentaron en la escena musical ‘puñal en mano’ y que han roto todos los esquemas.
La banda llegó a Almería hace dos años sin tener siquiera un disco entre las manos. Ya en aquella época llenaron la sala y fue uno de los conciertos más sonados de la temporada. Dos paradas después, la mecha del fenómeno se aviva a cada single publicado, y los conciertos siguen tan llenos como el primer día, en recintos cada vez más grandes. A pesar de la situación, las sillas y las mascarillas “encima del escenario el nivel de rock es el mismo de siempre, no hay de qué preocuparse”.
‘Carolina Durante’ son los ‘Benjamin Button’ de la música alternativa en nuestro país, ya que con apenas tres años de historia se han consolidado como un grupo referente que está sentando las bases del rock del futuro. Suerte, talento o un cocktail de todo, esta banda sobresalió entre los demás grupos con especial destreza. “Nosotros estamos acostumbrados a ver un montón de grupos que llevan 10 años siendo emergentes. Nosotros ya no lo somos, ya hemos emergido. Pero si de repente se va todo a la mierda igual volvemos a serlo”, confiesa Mario, guitarrista del grupo. “También de repente nos podemos sumergir y volver a ser una banda emergente. Pero ojalá no pase. Si nos sumergimos espero que nos quedemos ahí, muertos ya”, bromea Diego, vocalista del grupo.
Canciones con sentimientos «muy humanos»
‘Cayetano’ fue el himno generacional que les abrió muchas puertas. Una parodia de “niños ricos y pijos” que ha servido para dar nombre a esta tipología de personas de manera irónica. “Cayetano fue una canción más que surgió como cualquier otra, pero si es verdad que cuando la hicimos dijimos “joder, esto puede molar, puede petarlo”. Y en ese momento éramos cuatro mataos, -cuatro chavales- , cuatro toláis”, nos cuenta Mario con la última aportación de Juan, el batería.
Aunque fue ‘Cayetano’ la canción que dio el “pelotazo”, todas las demás tienen las señas de identidad de Carolina Durante: letras directas, gritadas como si estuvieran escritas en mayúscula, y guitarras y ritmos que envuelven esos versos con los que muchos se pueden sentir identificados porque “son sentimientos muy humanos y muy genéricos, es decir, como de ser humano normal”, describe Mario.
Su objetivo como grupo desde el primer momento ha sido crear, soltar letras que nacen solas en momentos determinados. “Al principio recuerdo que incluso escribía las letras en el local de ensayo, iba con una idea y las terminaba en el local. Incluso las hacía de camino al local, en el metro. Pero ahora me como más la cabeza, creo que es lo que no debo hacer, porque las canciones cuanto más rápido salgan, mejores son”, admite Diego.
Las redes son un escaparate que usan, como la mayoría de los grupos, pero al que confiesan no prestar demasiada atención: “El grupo tiene una imagen, la cosa es que sea más o menos pensada. En ese sentido creo que nosotros nuestra imagen no es demasiado pensada. De hecho, siempre nos insisten en que tenemos que cuidar más la imagen”.
La vuelta a los escenarios ha sido “un poco fría” porque “lo de la gente sentada es un poco coñazo, no te voy a mentir. Pero como concierto funciona y se ve que la gente tiene ganas. Pero al estar con mascarilla, no poder levantarse, es como que no sabes siquiera si lo están pasando bien o mal, es muy inexpresivo, pero creo que a la gente le está gustando”, describe Mario.
Un grupo con conciencia de clase
La industria musical, ese engranaje que los acogió hace tres años ahora necesita de la ayuda de grupos como ellos para mantenerse. Y es que al final “esto se mueve gracias a los músicos y al equipo técnico que hay detrás. “Esa peña” está bastante más jodida que nosotros porque viven todo el año de eso, y ahora que no hay nada… Hay muy pocos que están currando ahora y debería haber más conciencia de clase”, admite Juan.
Diego, por su parte, también quiso aportar su punto de vista a este tema que les toca tan de lleno. “Nosotros hemos tenido la suerte de haber girado mucho los dos años anteriores y tener algo de pasta ahorrada. Pero por lo general esa no es la situación de la gente que pertenece al equipo, que vive más al día. Hay grupos que dejan de girar ahora porque no se dan las condiciones óptimas. Creo que deberían pensar un poco más en el equipo técnico que los ha acompañado años previos. Si no hay conciertos hay “peña” que no tiene para comer”.
Una situación que, además, requiere de un ejercicio de responsabilidad tanto de promotores, técnicos y artistas, como del público para evitar sucesos como que tuvo lugar en el concierto de Taburete en Marbella. “El comentario que hace de “ni una puta mascarilla” no me parece en absoluto acertado. Porque al final todos los conciertos se están mirando con lupa. Ayer mismo antes de empezar el bolo había dos policías vigilando como se estaba haciendo todo. Por una tontería pueden hacer que se carguen todos los conciertos porque estamos bajo el punto de mira”, relata Diego.
El micrófono de ‘Almería is Different’ que estuvo pasando por estas 10 manos, incluidas las de servidora, se apaga con muy buenas sensaciones de esta conversación. Unos chicos que han cambiado su vida en muy poco tiempo, pero que conservan la humildad y la cercanía que, a muchos artistas, con menos talento y ganas, les falta.