Películas americanas
Muchas pelis americanas comienzan con un león gruñendo, el león de Metro Goldwing Mayer, para recordarte eso, que de león ya no tienes nada, que eres un puto perdedor que está en casa viendo películas moralizantes, en vez de estar en la calle echando quiquis como un loco. Películas como Qué bello es vivir o Qué verde era mi valle nos recuerdan ésa vida que nunca tuvimos y que si no fuera por Hollywood no tendríamos ni en nuestros mejores sueños.
Que mensajes de amor, de esperanza, de melancolía, nos transmiten estas películas, ya que lo principal es decirle al espectador “tú quédate en tu casa, consume esta mierda, no pienses, no tengas juicio crítico, a ser posible pide al chino o al burguer de la esquina, y ante todo, jamás abras ese libro que lleva mirándote con ojos golosos hace meses desde la estantería”. ¿A quién le apetece una buena dosis de realidad pudiendo disfrutar de mundos virtuales? El sistema hace películas para ti mientras tú te duermes en los títulos de crédito, el sistema opera para ti mientras tus intestinos se pelean con la salsa de soja, el sistema piensa por ti para que tú no tengas que pensar.
Liposucciones e implantes
Con las liposucciones de una actriz pagaríamos la hipoteca, con el implante de pelo de ése héroe de acción tendría pagada la carrera de mis dos chiquillos, con todos esos carritos de fruta que atropellan los coches en las pelis comería sano dos vidas. Imaginad, vas a la pastelería y te atiende Juliette Binoche, como en Chocolat, vas a la policía local y te atiende Robocop, vas a comprarte unas medias y ahí está Julia Roberts, vas al bar de tapas y te atiende Jabba the Hut, vas a un restaurante de 28 tenedores y el chef es una rata, tu mascota te habla, y Juan el carnicero, por las noches, es Batman.
Uno querría ser Robert Redford, pero uno no llega a Resines, uno querría volar como Superman, pero el espejo te dice que eres Filemón, uno querría ser Bambi, pero tu cabeza sólo te deja ser Naranjito. El padrino, Pretty woman, E.T., Terminator, Porkys, La mujer de rojo, colega, ¿tú sabes quién aparcó anoche el puto coche? Ah, legajos de cada uno de nosotros. ¿Quién no tiene un cuñado que no haya sido un Corleone? ¿Acaso no tenemos amigos sacados de El precio del poder o de El pequeño buda? Seguramente, y no lo sabes, convives con un ewok, pero no pasa nada, porque lo amas, a él y a los doscientos pelos diarios que suelta en la almohada.
Las películas americanas, otra panacea. Una película americana es otro libro que jamás se escribió, un árbol que jamás verá la luz, un hijo invisible. El amor bajo la manta es, hoy por hoy, la mejor estufa que haya fabricado la indiferencia del ser humano. Pero, como diría alguien muy sabio: siempre nos quedarán las pajas.