Cultura y ocio

Una aventura hasta la ‘Balsa de los 100 Escalones’ de Almería

Un recorrido que empieza en la Rambla Belén y termina en lo alto de La Molineta

Situada en la zona de La Molineta de Almería, en la parte superior de la Rambla Belén, encontramos una antigua ruta burguesa que nos lleva a la ‘Balsa de los 100 Escalones’. Una reserva de agua con una profundidad que equivale a cinco pisos y que supone un símbolo de nuestra historia más reciente.

En 1879 se constituye la Sociedad Nuevos Riegos San Indalecio. Un grupo de accionistas privados, burgueses enriquecidos con la mineria, se unieron para traer el agua excedentaria a de la Fuente de Benahadux. El objetivo era poner en regadío los terrenos de secano de esa zona además de, Huércal y Almería.

El Canal de San Indalecio

El llamado Canal de San Indalecio, hoy en desuso desde los años 60, abasteció de agua potable a parte de la capital almeriense y a los grandes cortijos uveros llenos de parrales. Hoy hemos arrancado la ruta desde el arruinado Cortijo de los Góngora.

Desde allí podemos empezar a apreciar un viejo camino con árboles autóctonos de la zona que dan algo de sombra al trayecto y al lado los restos de los que era una acequia de regadío. Antes de llegar a un pequeño pinar con algún eucalipto, observamos un par de cuevas con unas telas a modo de puertas y que parecen habitadas.

Continuamos el ascenso por ese camino y en mitad de él se puedes visitar dos pequeñas balsas escondidas bajo los árboles. Una balsa es antigua y la otra es más reciente, levantada con hormigón, tuberías de fibrocemento y techada para evitar la evaporación del agua.

Seguimos subiendo por una vereda que en su día fue un pequeño oasis repleto de agua corriente y verdes parrales. Aún se conservan algarrobos, encinas, adelfas, pitas, palmito, pinos, eucaliptos, tomillo o hinojos entre otras.

Las presas

‘Balsa de los 100 Escalones’ de Almería

A la derecha del camino existen las construcciones de unas presas escalonadas que recorren el centro del valle. Fueron creadas con piedras de la zona y tenían la función de evitar la erosión y prevención de posibles inundaciones.

A medida que nos vamos acercando a la ‘Balsa de los 100 Escalones’, observamos una red de canales, acequias y galerías subterráneas que iban distribuyendo el agua, con compuertas de madera que encajaban en las hendiduras de las piedras aún visibles.

Tras saludar a unos senderistas que disfrutaban a la sombra con sus perros juguetones, por fin, hemos ascendido a la famosa ‘Balsa de los 100 Escalones’, aunque en verdad sólo tiene 50 peldaños que no transitables.

Con más de 12 metros de profundidad y de cabida 7000 m3, la ‘Balsa de los 100 Escalones’ es de las más grandes del Canal de San Indalecio. Por su singularidad, esta balsa está protegida por el Catálogo del Patrimonio Histórico Andaluz.

Una gran obra de ingeniería

El proyectista de todo el canal, acueductos y balsas fue el famoso Arquitecto Enrique López Rull. En su diseño destaca la base de únicamente tres muros ya que el cuarto restante es la pared rocosa del monte.

Los otros tres muros son de cantería y sillares, con forma de talud o pirámide truncada, más ancha en la base para que la presión del agua no la reventase. Si bien la mayoría de las balsas del sistema hidráulico de San Indalecio presentan una técnica constructiva distinta, con gruesos muros y esquinas reforzadas con contrafuertes. Ahora, estas balsas están fuera de uso, con limos, cañizo, escombros, basura, botellas e incluso graffittis.

Hemos dejado atrás esta faraónica balsa, para continuar por un viejo cauce hasta otra balsa más reducida en el borde de las Canteras de Conan, donde nos hemos detenido a reponer fuerzas, hidratarnos y sobre todo disfrutar de las vistas a toda la ciudad.

Nuria Faz

Periodista especializada en información y comunicación científica, y en marketing y comportamiento del consumidor por la Universidad de Granada. Fotógrafa de título y de oficio. Amante de la música y los festivales. El Cabo de Gata es su lugar favorito del mundo, amor que se tradujo en un documental ganador del Premio Nacional de Periodismo Francisco Valdés 2017.

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