Almeriensadas

Un almeriense monta los sensores de temperatura de la Pfizer en Reikiavik

Francis Fernández tuvo que abandonar su trabajo por la pandemia y encontró la solución en ella

Hace cuatro años Francis Fernández abandonó Almería con la intención de trabajar y de aprender inglés. Siempre tuvo la inquietud de vivir alejado de su tierra y con veinte años vio el momento oportuno de hacerlo. Precisamente, el almeriense un lugar cercano no eligió; pues son miles los kilómetros los que separan Aguadulce de Reikiavik, la capital de Islandia.

El motivo de marcharse a esta ciudad fue porque tenía un amigo allí y sabía que este le iba a ayudar en todo lo que necesitara, ya que los inicios siempre son complicados y más sin controlar el idioma. Empezó fregando platos y después ascendió convirtiéndose en supervisor de la sección de desayuno en un hotel, pero llegó el Coronavirus y con él, el parón del sector turístico. Así que, el almeriense tuvo que buscar una solución.

Trabajo

Fue entonces cuando comenzó a trabajar para una empresa que fabrica los sensores de temperatura para las vacunas Pfizer de Estados Unidos y Europa: «Lo que hacemos es fabricar unos aparatitos que van dentro del paquete de las vacunas de Pfizer. Éste nos dice en todo momento si el proceso del frio ha sido el adecuado durante el trayecto, ya que tiene que estar a una temperatura muy baja para mantener las propiedades. Y yo lo que hago es montarlos y asegurarme de su funcionamiento antes de mandarlos».

Fuera del trabajo, su día a día es muy día a día consiste en ir al gimnasio, hacer senderos y bañarse en aguas termales. «Es muy diferente a lo que se suele hacer en Almería. En este país el gobierno paga casi al completo las actividades lúdicas como el gimnasio, la piscina u otros deportes, ya que nos encontramos en un sitio con un clima complicado y se busca estimular el ejercicio y la vida saludable», relata Fernández.

Experiencias del almeriense en Reikiavik

El dejar atrás su zona de confort en la provincia andaluza le ha hecho valorar el sol, la playa, la comida, la gente y la tranquilidad de Almería. «Aquí durante el invierno vivimos casi veinticuatro horas de noche y a lo largo del verano las mismas horas de día, adaptarse a esto cuesta mucho, sobre todo a la hora de conciliar el sueño», añade el de Aguadulce.

Pero aunque esto sea un hándicap, asegura que en este lugar del mundo también ha vivido cosas alucinantes: «En marzo tras unos meses de terremotos diarios erupcionó el volcán Fagradalsfjall que está a media hora de donde yo vivo. Sin duda, verlo es una de las cosas más flipantes que he vivido, no todos los días se ve esto».

Francis Fernández a pesar de echar de menos Aguadulce y sus vueltas por el paseo marítimo tomándose un batido de ‘Martini’s Juice’, vivir casi todo el año en pantalón corto, a sus amigos, familia y perro, siente que aun no es el momento de regresar. «Sin duda en un futuro sentiré volver a casa pero no me gusta pensar a largo plazo porque suelo hacer lo que en el momento me pide mi cabeza y me hace feliz», aclara el almeriense.

Nuria Faz

Periodista especializada en información y comunicación científica, y en marketing y comportamiento del consumidor por la Universidad de Granada. Fotógrafa de título y de oficio. Amante de la música y los festivales. El Cabo de Gata es su lugar favorito del mundo, amor que se tradujo en un documental ganador del Premio Nacional de Periodismo Francisco Valdés 2017.

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