Por obra y gracia del Espíritu Indaliano: los frescos del Mercadona de Almería
Estas pinturas terminadas en 1955 son obra de Luis Cañadas y el ‘Pituco’
Entras, compras y te vas. Y lo haces sin darte cuenta de que el espíritu Indaliano inunda las paredes del Mercadona de Plaza Barcelona a través de unos frescos un tanto particulares. Y no, no hablamos de los que encuentras en el pasillo de los congelados, sino de las pinturas de 1955 que, a día de hoy, siguen adornando este emblemático edificio, conocido popularmente como la antigua estación de autobuses de Almería.
El valor pictórico de estas pinturas es innegable. Realizadas por el pintor Luis Cañadas y con la ayuda de Francisco García Jiménez (‘El Pituco’), estos frescos muestran la cotidianeidad de los almerienses de la época. Sin duda, la peculiaridad que aportan los frescos, distingue este edificio del resto de espacios que ocupa la franquicia a su paso por el panorama español. Y para explicar la historia que, sin hablar, narran estas pinturas contamos con la interpretación del pintor Juan Charro.
Historia y denuncia social
El edificio es una de las muestras más destacables del racionalismo almeriense, conformando una aportación arquitectónica sin igual por la modernidad que presenta en relación al contexto artístico y político del momento. Su construcción marcó la ruptura con el monumentalismo de la arquitectura historicista de 1940 e inició su camino hacia la arquitectura moderna y el funcionalismo arquitectónico de 1960.
Al entrar por la fachada principal encontramos de frente dos paneles verticales que muestran dos parejas de la época. La primera sostiene entre sus brazos atributos propios de la agricultura. Mientras él porta una azada, ella llevo consigo una cesta de frutos. La otra pareja hace lo mismo, pero con instrumentos propios del mar. Unos remos para él y un paño lleno de doraditas para ella.
En las paredes laterales otros tres paños de frescos siguen narrando la historia de Almería en este Mercadona. Con motivos de vehículos y tráfico de pasajeros, estas pinturas representan la modernización de los medios de transporte en la provincia.
Según Charro, el pintor Luis Cañadas no se olvida de incluir en sus alegorías la denuncia social, como a lo largo de toda su vida había hecho. Para él, uno de estos frescos representa la salida de los emigrantes que en esa época eran casi todos los andaluces de zonas rurales.
Finalmente, el paño central muestra una escena familiar de mujeres tendiendo la ropa. Se observa cómo, la chica que está sentada, sostiene un libro entre sus manos que dice “En Almería a 19 de enero de 1955, los pintores Luis Cañadas y Francisco García Jiménez ‘el Pituco’, terminaron este trabajo por obra y gracia del Espíritu Indaliano”.