Ana Ceballos: «La cultura no puede ser un ámbito relegado a las personas sordas»
Intérprete de signos y bailarina, Ana aúna sus dos pasiones para hacer accesible la música a los espectadores con diversidad funcional
La velocidad de traducción y los movimientos corporales con los que capta la esencia de la música a la vez que habla con las manos, es lo que nos suele embelesar de un intérprete de signos. También puede que tenga que ver el hecho de que no estemos acostumbrado a ellos, ya que la presencia de intérpretes en los conciertos es una realidad poco común.
La inclusión de personas con diversidad funcional en la música suele ser un aspecto demasiado olvidado. Sin embargo, en la ciudad estamos asistiendo a una serie de conciertos inclusivos que hacen que la lengua de signos se haga más visible en el ámbito de la cultura y el ocio. Y es que las personas sordas en su tiempo libre encuentran muchas barreras comunicativas cuando quieren acceder a la mayoría de eventos. Unas barreras que, si bien no se están rompiendo, se están agrietando y pronto dejarán pasar la luz.
Pero no sólo forman parte de esta atmósfera los intérpretes, ya que la vibración, el ambiente, la iluminación, el movimiento con los instrumentos y, por supuesto, la expresión facial y corporal del cantante o del grupo musical es fundamental para que las personas sordas sientan la música lo más cercana posible a como la escuchan los oyentes.
Ana Ceballos es una intérprete de lengua de signos especializada en interpretación artística. Actualmente trabaja haciendo accesibles conciertos para personas sordas, y su faceta de bailarina hace que su interpretación musical nos llegue mucho a todos. Y es que tan importante es saber dominar los clasificadores en lengua de signos, sus recursos estilísticos, las metáforas visuales, el ritmo signado, etc… como el movimiento coordinado del cuerpo para transmitir.
¿Qué aportan a la sociedad en su conjunto iniciativas como la interpretación de conciertos?
Este tipo de iniciativas aportan una concienciación social muy necesaria actualmente. Una conciencia de los diferentes grupos que integramos la sociedad, además de la visibilización de la diversidad dentro de nuestro mundo. Tanto de la diversidad funcional como de la diversidad cultural, porque la lengua de signos utiliza un canal totalmente diferente a la lengua oral. Que se utilice un canal visual aporta esa visión más amplia de la lengua, de la comunicación, de la importancia de lo no verbal en nuestra comunicación.
Para mi se traduce en una riqueza cultural para todos, para todo el que tenga ganas de ampliar sus horizontes y de permitirse ver cosas nuevas. Todo esto es un paso hacia una inclusión real, muy importante en ámbitos como lo educativo y lo laboral. Pero también es muy importante tenerla en cuenta en un ámbito de ocio, entendiendo que las personas sordas tienen que tener acceso a todo tipo de actividades. La cultura no puede ser un ámbito relegado a las personas sordas. La cultura tiene que ser accesible en todas sus formas y estas iniciativas hacen que poco a poco se vaya consiguiendo.
Romper las barreras
¿Por qué es importante que las personas sordas tengan acceso a la música?
El arte en general es muy importante para nuestro desarrollo como personas. Alimenta ámbitos necesarios y preciosos para nuestra vida. Es muy importante tener en cuenta esta perspectiva de accesibilidad al arte para todos. En concreto la música creo que es todo un mundo de sensaciones, no solo auditivas: también visuales, corporales… Para mi sería muy simplista entender que cuando una persona oyente escucha música o va a un concierto lo que encuentra es solo una motivación auditiva en este acto. Todo lo contrario, es un baño de sensaciones que entran por todos los sentidos, que te remueve y te emociona…
De este mismo modo, las personas sordas disfrutan y sienten todo esto. Hay una barrera en el hecho de que no llegue el contenido de las letras de las canciones, y ahí está la intérprete de lengua de signos para romper esta barrera y que la experiencia pueda ser lo más completa posible. El mundo de la percepción es tan amplio que está ahí para el disfrute de todas las personas.
Habrá quien crea que una persona sorda no puede disfrutar de la música. ¿Qué les responderías? ¿Cómo disfrutan de un concierto las personas sordas?
Este pensamiento podría ser paralelo a pensar que una persona oyente no podría disfrutar de la belleza del movimiento de una persona bailando en silencio. Somos seres con una amplia percepción. Además, no todas las personas sordas son sordas profundas, hay diversos grados y pueden escuchar más o menos. Por otro lado, quitando la percepción auditiva como principal motivo de disfrute, están todas las vibraciones que el sonido genera, el movimiento de los músicos cuando tocan, sus expresiones faciales, corporales… Está todo este movimiento que les envuelven y la emoción que sus cuerpos reflejan. También todo el trabajo de los técnicos de iluminación que hacen que esta vaya ligada al sonido.
Todo esto tiene una grandísima carga de información. También existen instrumentos como las mochilas vibratorias, que hacen que les dé una percepción de movimiento muy cercana, sintiendo la música en su propio cuerpo. También estamos las intérpretes de lengua de signos que estamos haciendo llegar el mensaje en tiempo real: el contenido de las canciones, todo lo que se habla, los chistes que los músicos puedan hacer, los saludos, las despedidas, las introducciones de las canciones… todo lo que se da a nivel comunicativo en el momento, siendo el puente de solventa este contenido lingüístico.
Una lengua que atrapa
¿Cómo es la reacción del público, tanto de sordos como de oyentes en los conciertos con intérprete?
La reacción ha sido maravillosa por ambas partes. El acogimiento que tuvo mi trabajo el pasado domingo en el concierto de Antílopez fue precioso, y estoy segura que es la misma experiencia que están viviendo el resto de compañeras intérpretes. Tanto personas sordas como oyentes están disfrutando muchísimo y valorando esta otra parte de la música. Porque no solo es una interpretación del contenido, sino que hay una interpretación corporal de la música. Independientemente de si el receptor sabe o no lengua de signos, es una lengua que atrapa, es muy bonita y expresiva. En la lengua oral a veces nos olvidamos de la expresión facial y corporal, es muy importante y hay magia. La reacción suele ser muy bella, de sorpresa por parte de los oyentes porque siempre nos preguntan “¿cómo os da tiempo a interpretar todo lo que dicen los músicos a tiempo real?”.
¿Crees que la gente ha tomado conciencia de las diferencias y de la necesidad de estas iniciativas?
Sin duda creo que los conciertos son un contexto buenísimo donde trabajar esta concienciación, donde valorar la diversidad como riqueza cultural de nuestra sociedad. También para generar las ganas de proponer cada vez más actividades inclusivas en todos los ámbitos: de ocio, cultural, artístico… Todo forma parte de nuestra vida y todos estos ámbitos son importantes, y hay que seguir trabajando sobre esta sensibilización. Aquí en Almería considero que hay un gran equipo de personas profesionales que están fomentando estos espacios inclusivos. Desde ASOAL se está haciendo un maravilloso trabajo para que la presencia de la lengua de signos sea cada vez mayor en todos los ámbitos. Hay muchos nuevos espacios que antes ni imaginábamos que existiese la posibilidad de que hubiese una intérprete.
Ser intérprete de signos en Almería
¿Cuánto tiempo llevas trabajando como intérprete y cómo es tu día a día?
Llevo unos cuatro años trabajando como intérprete. Hice el ciclo hace unos años, pero entre medias he hecho otras cosas, también ligadas con la lengua de signos, pero con el mundo artístico. Yo soy bailarina y desde el primer signo que aprendí me enamoré. Para mí, la unión de la lengua de signos con el movimiento corporal estaba clara. Los últimos tres años he estado trabajando de intérprete en el ámbito educativo aquí en Almería, pero es un trabajo que no ofrece una estabilidad y que aún no está lo suficientemente reconocido a nivel administrativo.
La situación laboral de las interpretes la mayoría de las veces es precaria, por lo que mi día a día está más volcado hacia mi perfil de bailarina, pero en la situación en la que nos encontramos es más difícil arrancar con ciertas actividades. Pero siguen saliendo oportunidades bonitas y enriquecedoras como esta del Cooltural de unir la música con la lengua de signos. En resumen, mi día a día viene con mucho ensayo, mucho trabajo de creación, de generar proyectos y de moverlos por diferentes ámbitos y llevarlos a cabo.
¿Qué dificultades plantea tu trabajo? Porque debe ser muy complicado interpretar temas como los de ‘Antílopez’ con gran cantidad de letra, velocidad e ironía…
La principal dificultad creo que es que nunca sabes a lo que te enfrentas. Con Antílopez lo he disfrutado muchísimo, cierto es que no son fáciles, porque no tienen unas letras sencillas a nivel lingüístico y hay mucha inteligencia volcada en ellas, hay perspicacia, muchos dobles sentidos, rimas… Esto en lengua de signos no tiene mucho sentido porque los signos no tienen por qué rimar entre sí, entonces era una dificultad que a mí me puso en un lugar de desafío.
Ahí dejaba la imaginación volar y el cuerpo moverse para encontrar los signos y la manera para que se entendiese lo mejor posible, y fuese acorde con el sentimiento que a mí me llegaba con la música. Tuve que preguntarle incluso algunas dudas a ellos porque había cosas que no llegaba a pillar. Aquí hay una parte del trabajo en la que a mi me gusta tener lo más claro posible qué quiere expresar esa persona. Cuando me lo aclaran es cuando lo hago mío y lo expreso. Por eso creo que es tan importante esta honestidad entre lo que yo siento y entiendo y lo que el músico quiere decir.
Las diferencias, suman
¿Tu trabajo supone un enriquecimiento del espectáculo?
El trabajo de las intérpretes hace que adquiera una tonalidad más y para el público es un lugar más desde el que sentir y dejarse llevar. Para el espectáculo en sí creo que el hecho de abrir el espacio a un conjunto de la sociedad mayor es claramente un enriquecimiento, así como lo es también para la cultura. No podemos llegar a todos los lugares solos, y hay sitios a los que un cantante no puede llegar a todas las personas con lo que quiere expresar. Es lindo también para el artista sentir que estás llegando a todas las personas que tiene frente a él, creo que nos enriquecemos todos.
¿Crees que Rozalén y Beatriz pudieron ser un buen punto de partida para tomar conciencia de esta realidad?
Sin duda creo que Rozalén junto con su intérprete ha facilitado esta visibilización de la necesidad del acceso de las personas sordas al ámbito de la música. Hacen un trabajo, además de precioso y muy bien hecho, muy interesante. Cuando de repente no había mucho en España conocido, ellas tuvieron gran acogida y fue realmente muy bonito ver que esto estaba sucediendo. Que estaba reconociéndose este derecho y esta necesidad y a la gente le estaba gustando.