Estamos en plena temporada de sandía, aunque el cultivo en invernaderos propicia que en los últimos años las podamos ver antes en fruterías y supermercados. Conozcamos un poco más de esta sabrosa fruta, que también se conoce como melón de agua por su alto contenido de este líquido.
Aunque nació en África, hoy en día está presente en todo el mundo. La sandía ha estado con nosotros desde tiempos inmemoriales y tiene una sorprendente cantidad de variedades y tipos.
Algunos la conocemos como una fruta, otros como un vegetal. Tiene muchos nombres: desde melón de agua hasta patilla, pero todos la conocemos como sandía.
Hace 4 mil años ya se cultivaba la sandía en el Valle del Nilo y se calcula que hace alrededor de mil años fue conocida en Asia, mientras que en Europa, su presencia se documenta desde hace siete siglos.
La sandía tiene una pulpa color rojo penetrante, rosado o amarillo y contiene muchas semillas en su interior, aunque, como veremos, también existen variedades sin semillas.
Si aún no la has probado, tienes que hacerlo. Esta fruta antigua se rasga en tu boca y está repleta de un líquido gustoso con una fragancia difícil de olvidar.
Tiene pocas calorías y un elevado contenido de agua, así como una buena dotación de vitaminas y minerales. Pero lo más importante es que tiene un sinfín de variedades y tipos para escoger. Te invitamos a conocer algunas de las más importantes.
Variedades de sandías
Donde quiera que te encuentres, podrás encontrar diversidades tradicionales, nacionales o locales, así como también híbridos creados genéticamente.
Negra sin semillas:
Una evolución de la sandía clásica, caracterizada principalmente por la ausencia de semillas o por presentarlas muy pequeñas, de color blanco y digeribles.
Es una sandía de piel negra y carne roja, que suele presentar altos índices de sabor. La sandía Fashion es la más valorada y comercializada de las de este segmento.
Negra con semillas:
La sandía más clásica, de forma ovalada o redonda, piel negra y carne roja, sobre la cual se presentan las semillas del fruto.
Tipo Crimson:
Lleva pequeñas semillas que se pueden comer en una pulpa crujiente. Su piel es rayada y presenta una forma ovalada.
Sandía blanca:
Se trata de una sandía bastante redonda, con estrechas vetas en su piel una carne de intenso rojo, crujiente y firme, que apenas presenta semillas en su interior, lo cual la convierte en muy atractiva.
Microsemillas:
El pequeño tamaño de sus semillas es su principal característica, siendo una sandía de intenso color rojo en su carne.
Sandía mini:
Es la ‘benjamina’ del grupo, una sandía de pequeño calibre, manejable y de intenso color rojo en su interior. Existen variedades tanto con semillas como en ausencia de éstas.
Exigencias climáticas
La de sandía es una planta menos exigente que el melón en cuanto a la temperatura.
Las fechas en que se realiza la plantación en invernadero, en Almería, oscilan desde mediados de noviembre hasta finales de marzo.
En las plantaciones más tempranas, se realiza un semi-forzado del cultivo, colocando ‘tunelillos’ de plástico o manta térmica sobre las plantas.
La humedad relativa también es muy importante, sobre todo en el momento de la fecundación de la flor, siendo óptima entre 60 y 80%.
Poda y recolección
El objetivo es controlar el crecimiento de la planta en cuanto a su forma, eliminando brotes principales para adelantar la brotación y crecimiento de secundarios y terciarios, donde se concentrará el mayor número de flores femeninas.
Todo ello es opcional, dependiendo además del marco de plantación. El más productivo parece ser el de 2×0,5, aunque en los invernaderos de Almería, se utiliza mayoritariamente 4×1 (2.500 plantas/hectárea) o 2×2, que da producciones de entre diez y catorce kilogramos/metro cuadrado.
La recolección de la sandía suele comenzar a los 80-100 días desde la plantación, dependiendo de cultivares, fechas de plantación, climatología, etc.
Entre la fecundación y la recolección, transcurre un periodo de 35-40 días sin injertar y una semana más en sandía injertada.
La recolección se realiza de forma manual, realizando varias pasadas, normalmente entre 2 y 3. Esta operación de recolección se racionaliza al máximo, utilizándose sistemas a través de los cuales las sandías se cortan y acarrean en campo, para posteriormente confeccionarse en la central hortofrutícola, donde se procede a la manipulación y envasado.
¡El melón de agua ya está aquí! ¿A qué esperas para hincarle el diente?