Aunque entre nosotros no nos llamemos así, sabemos que Almería es la tierra de los ‘legañosos’. Solo falta que viajes fuera de la provincia para darte cuenta que muchas más personas de las que pensábamos conocen nuestro apodo.
Y es que, aunque la palabra ‘legañoso’ o ‘legañosa’, no suene demasiado armoniosa para el oído, es cierto que, en el fondo, nos sentimos orgullosos de haber nacido en nuestra querida Almería.
Por eso, en este post, vamos a conocer el origen y el por qué nuestros antepasados fueron apodados con ese término.
Herencia del esparto
Este apodo se remonta a la época burguesa en la que en la provincia trabaja sobre todo el esparto de forma diaria. Al recoger el esparto, se producía una afección en los ojos que provocaba las típicas legañas en el lacrimal del ojo.
Debido al clima seco, los altos índices de salinidad debido al mar, el polvo en suspensión del esparto, la exposición al sol y la carencia de agua de esta tierra, hacía que mantener una higiene ocular fuera bastante difícil. Por eso, muchos de ellos solían contraer la infección del tracoma.
Una dolencia contagiosa que padecían muchos esparteros y agricultores. Es causada por la bacteria Chlamydia trachomatis. Causa picazón e irritación leves en los ojos y en los párpados. Luego, puedes tener la sensación de que los párpados se hinchan y que drena pus de los ojos. Sin tratamiento, el tracoma puede provocar ceguera.
Que te llamaran legañoso en aquellos años tenía una connotación despectiva, pues el legañoso, aparte de tener ese mal en la visión, generalmente era de clase media-baja. Aquella parte de la población trabajaba y vivía en el campo fabricando todo tipo de utensilios: cuerdas, alfombras, sillas o alforjas, entre otros muchos, los cuales, producían una gran cantidad de mucosidades en los ojos.
Sin duda, un durísimo sector productivo en el que debieron trabajar durante largas temporadas hombres y mujeres. Por eso Almería ostenta la leyenda de tierra de las tres cosechas: esparto, lagartos y ‘legañosos’.