Joan Margarit: “Con el Levante la mar gruesa ronca”

Mientras visitaba la Isleta del Moro le llegó la inspiración para escribir ‘Costa de poetas’

Joan Margarit i Consarnau (Lérida, 1938) es un arquitecto de profesión, catedrático de Cálculo de Estructuras de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, que además participa en la construcción de la Sagrada Familia. Pero también, es poeta por devoción y escribe sus poemas tanto en catalán como en castellano, ya que siente ambas lenguas como suyas. Tiene decenas de obras publicadas, de arquitectura, ensayos y poesía. En 2018 publicó la biografía ‘Para tener casa hay que ganar la guerra: infancia, adolescencia y primera juventud’, donde cuenta cómo creció en medio de una guerra y postguerra civil.

Escribió un poema en 2003 en La Isleta del Moro, que describe un pueblo de tradición pesquera con matices de la provincia de Almería y sus mares, el de plástico y el de agua. Lo tituló ‘Costa de poetas’, seguramente porque es un lugar digno de inspiración, y que no ha perdido su esencia pesquera. Está incluido en su antología ‘Arquitecturas de la memoria’ (2006) y en el poemario ‘Casa de misericordia’ por el que recibió el Premio Nacional de Poesía en 2008.

Joan Margarit i Consarnau

Costa de poetas

“Invernaderos en el horizonte
relucen como un mar de hielo gris.
Al llegar a la playa me deslumbran
los grandes túmulos de sal.

Junto a cada casucha la barraca
de madera con artes de pescar.
Muertas redes enfrente de la puerta.
El viento empuja el oleaje
contra el espigón negro de cemento,
arqueológicos restos de un mañana
que ignorará lo que los muertos vimos.

La mayor de las casas, destartalada y blanca,
abajo tiene un comedor. Arriba
hay unos pocos cuartos luminosos.
Me atiende una mujer. Sin sonreír.
Con el Levante la mar gruesa ronca,
se agitan hojas secas de la palmera
en la huesuda pérgola que ampara una gran ancla
abandonada, negra por la herrumbre.

La soledad cerca a los viejos: hace
que me indigne tan sólo por pasión.
Por la mera alegría.
Por lucidez. Los enemigos son
mi único remedio contra el asco.
La cólera sin gritos ni tumultos
suplanta a la ironía. La cólera es fracaso,
es lejanía y frío, es decidir
amar el odio antes que no amar.

Va oscureciendo, pero nadie enciende
ninguna luz: un velo de recuerdos
va cubriendo la fonda.
Sentado en un rincón, callado, el hombre
que sirve el comedor.
Hasta la cena no hace nada más.
Detrás de él está el mar. Son gente triste”.

Joan Margarit ‘Casa de Misericordia’ (2008)
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