Tras la primera entrega, Fondón, paraíso del agua, hoy nos meteremos de lleno en el pequeño pueblo de Fondón, aunque últimamente ha extendido mucho sus límites. Pero antes de caminar por sus calles, caminemos por su historia, cultura y tradiciones.
Siempre fue un asentamiento de importancia: prehistoria, romanos e incluso durante la ocupación musulmana llego a tener gran relevancia por la calidad de sus sedas.
En la época cristiana, fue clave en la Rebelión de los moriscos de la Alpujarra, ya que fue aquí donde se negoció la tregua entre Juan de Austria y Aben Aboó en 1570. Todo esto fue lo que dio lugar, a partir de ese momento, a la castellanización del lugar.
En los tres últimos siglos Fondón adquirió importancia en la industria minera. Y de todas estas etapas quedan vestigios en los rincones de este encantador pueblo.
En la página del Ayuntamiento de Fondón podréis encontrar información más detallada.
Restos de una cultura que es historia
Es así, que en entre su patrimonio etnográfico podemos encontrar el Molino de Juan Calores, en la acequia del Molino alto, del siglo XVI, de época morisca. Las acequias, balsas y cultivos también se remontan a la época musulmana, que, gracias a su sistema de regadío, convirtieron la zona en un vergel.
Posteriormente se amplió y modernizo, pero la base es la misma que hace siete siglos. De las múltiples almazaras que había, una de 1806, se encuentra en perfecto estado de conservación, junto a su casa, en plena plaza de Fondón, frente al ayuntamiento-pósito.
En los alrededores podemos encontrar eras, puentes colgantes o precarios, caleras y yeseras. A la entrada del pueblo, viniendo desde la capital, nos saludan los restos de las altas chimeneas mineras. Allá donde se mire se encuentran vestigios del pasado.
Entremos en las calles del pueblo de Fondón
Un pueblo blanco de sierra, típico alpujarreño, con casas de no más de dos plantas y cuestas más o menos empinadas que se abren paso en el monte.
Partiremos desde la plaza del pueblo alrededor de la cual se concentran gran parte de los monumentos históricos. En la misma plaza se encuentra la fuente de Carlos IV, de dos lados, una para las personas y otra que hacia la función de abrevadero. Esta fuente lleva ahí desde 1790 y sigue calmando nuestra sed hoy día.
Al otro lado de la plaza, ya saliendo de ella, está la fuente chica que da nombre a la Calle Agua y a la casa que ahí hace esquina. No es visitable, pero si me gustaría reseñar que lleva ahí desde el siglo XVIII.
Volviendo a la plaza. Está rodeada en su casi totalidad por edificios históricos. La casa de la Almazara, casa del siglo XVII que acompaña a la ya mencionada almazara, de ahí su nombre, junto a ella, la Casa de los Godoy, siglo XVIII. Podemos observar una fachada de la época del barroco tardío y toques de iniciales del neoclásico.
En una calle cercana, la Iglesia de San Andrés del siglo XVI, de la cual sobresale la torre mudéjar, visible desde cualquier punto del pueblo y de los alrededores. Volvemos a cruzar para pasar junto a la fuente chica y la Casa de la Calle Aguas.
Ahora, nos encontramos frente al Ayuntamiento, antiguo pósito donde se guardaba el grano para evitar épocas de escasez y usura. Aunque el edificio sufrió varias modificaciones, podemos datar la construcción original en 1790 siendo obra de Juan de Mata.
El tiempo no pasa en Fondón
Adentrándonos en el pueblo encontraremos la Casa de los Godoyas, actual sala de exposiciones y museo etnográfico. Casa en Placeta Cruz de las Animas, Casa en Calle Cruz, Avenida Cristóbal Guerrero, de la plaza del mercado, todas ellas casas que se construyeron entre los siglos XVI-XVIII, todas ellas con sus características decorativas que en vez de describiros, prefiero que veáis in situ. Claro está que a estas casas también las acompañan sus leyendas de hidalgos y tesoros.
En las afueras también encontraremos pequeñas ermitas como la de la Virgen de las Angustias, la de San Marcos y la de las Animas Benditas.
Parece que ya os haya hablado mucho del pueblo, pero todavía me quedan algunos puntos por mencionar.
Fondón se está abriendo un hueco en el mercado vinícola con sus “Tetas de la Sacristina” pudiendo visitar su tienda y bodega en la parte nueva del pueblo. La gastronomía alpujarreña en general está bien representada en este municipio. Entrad en cualquier tienda y encontrareis gran variedad de embutidos y dulces típicos de la zona.
Luego, para digerir la buena comida, se pueden hacer varios senderos de diferentes longitudes, que van desde un simple paseo por las acequias a una empresa mayor cruzando los tres núcleos que forman el municipio.
Mucha actividad rural en Fondón
El camping de la parte baja del pueblo de Fondón es un buen punto de partida. Nos llevara a Fuente Victoria o a Benecid a lo largo de las acequias y cultivos, disfrutando de la sombra del bosque de castaños. Otra opción es seguir el curso del rio, hacer senderismo, rutas o pararnos a hacer un picnic en la explanada junto al mismo.
De entre sus fiestas no os podéis perder la de San Sebastián, que, aunque no seáis fondoneros, seguro que disfrutareis. Se celebran el fin de semana más próximo al 20 de enero y consta de una gran barbacoa comunitaria. En la misma plaza podréis adquirir una bolsa con chorizo, lomo, y otras carnes que suele rondar los 5 euros, para preparar en la gran fogata de la plaza.
Y los amantes del flamenco seguro que conocerán su festival flamenco y para aquellos que todavía no lo hayan descubierto, aquí os dejo el enlace del ayuntamiento.
Pero por mucho que os diga y os hable de este pueblo que tanto me gusta, lo mejor siempre es ir a visitarlo para poder disfrutar de primera mano de su encanto.
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