El esparto supuso la fuente de trabajo y de vida de una gran parte de la provincia de Almería. Se estima que en los años cuarenta, un cuarto de la población de la ciudad de Almería vivía de elaboraciones que utilizaban esta materia prima como base. Aunque la historia data incluso desde antes del siglo XVIII.
Con esparto se realizaban todo tipo de utensilios; esparteñas, cubiertas de colmena, redes para la pesca, cuerda, felpudos, cojines, aventadores, jaulas, costales para la aceituna, cofines para el prensado de la pasta del aceite y de la uva, etc.
El esparto se cría en climas duros, de inviernos fríos y veranos ardientes, gran sequedad atmosférica y escasas lluvias; la proximidad a las costas parece favorecer su calidad. Por estas características, Almería era un lugar idóneo para este cultivo.
Un poco de historia sobre el esparto en Almería
En la primera parte del siglo XIX el esparto fue esencial para las clases menesterosas, la segunda mitad para un numeroso grupo de propietarios y comerciantes que negociaban con él a nivel internacional. En el siglo XX, a caballo entre los años cuarenta y cincuenta, el esparto se convirtió en elemento indispensable para la subsistencia de grandes áreas del Mediterráneo español, así como para aquellos que poseían tierras de espartizal.
Incluso se puede apreciar un crecimiento demográfico importante, gracias en gran medida al esparto. Por ejemplo, la población de Almería aumentó desde 1.752 con 124.000 habitantes a 315.000 en 1857. Esto fue debido a las mayores posibilidades de trabajo y, en consecuencia, de subsistencia.
Poco a poco la utilización de este material fue siendo sustituida por otros materiales. Además, la industrialización dejó atrás la manufactura. Por estos motivos, pasó de ser uno de los productos más demandados a convertirse, prácticamente, en un producto para artesanía y decoración. Si tienes curiosidad, puedes leer nuestro artículo ‘El hombre del esparto’, sobre un artesano callejero del esparto.
Fuente: Gómez Díaz, Donato. ‘Las dificultades del desarrollo: la cuestión del esparto en Almería durante el siglo XIX’. Boletín del Instituto de Estudios Almerienses, 1985.
Algunas curiosidades que nos ha dejado el esparto
La Playa de los Cocedores, en Pulpí, se llama así porque era un lugar donde se dejaba ‘cocer’ el esparto (a fuego lento) en el agua salada para que sus fibras quedaran de un peculiar color blanco, debido a las formaciones rocosas de pequeñas balsas o piscinas naturales donde el agua se calienta al quedar estancada. Aún entre sus rocas quedan memorias de aquellos tiempos, como las cuevas que eran utilizadas por los trabajadores y pescadores.
En la rica época minera de Almería se utilizaban cestos o espuertas de esparto, entre otros, para cargar los minerales y las rocas que se extraían. Se han encontrado algunos vestigios en muchas minas de la provincia que han quedado como muestra para las personas que las visitan. Algunos ejemplo son Bédar o la Mina Rica (Pulpí).
El Museo del Esparto en Chirivel, el Museo de Almería y otros museos, como el del Castillo de San Juan de los Terreros, tienen muestras de utensilios realizados por esparto. No hay que olvidar que el esparto forma parte de la etnografía de los almerienses.
Foto de cabecera bajo licencia Creative Commons. Autor: Daniel Sebastian