El Ziziphus lotus o azufaifo, conocido coloquialmente por el almeriense como ‘los pinchos esos’, conforma en Almería un paisaje sin igual que inunda gran parte de la provincia. También es considerado como Hábitat 5220* por la Unión Europea. Ojo, este asterisco es importante. La bióloga Ana González, especializada en las arenas mediterráneas de Almería, nos avisa de que esta especie ha pasado a categorizarse como prioritaria para su conservación, pues se encuentra en una situación de grave amenaza debido a su deterioro.
El Ziziphus lotus es un arbusto grande con espinas, que en invierno se muestra con un aspecto gris y lleno de pinchos, pero que entre abril y mayo comienza a sacar sus hojas verdes a resplandecer. El verde es tan claro, que parece presentar un color fosforito sobre un mar de color ocre. El nombre Ziziphus lotus es el que recibe en latín y es el que se usa en ciencia para referirse a esta especie, pero su nombre común es ‘azufaifo’. Quizás a muchos este nombre les recuerde al de ese fruto que recuerda a una manzanita muy pequeña y, que es costumbre ver en las fruterías de barrio y en los mercados a principios de otoño.
Efectivamente algo tiene que ver con esos frutos, ya que los que nos solemos comer pertenecen a la especie Ziziphus jujuba. Algo así como ‘un primo cercano’. En nuestro caso, Ziziphus lotus es la especie silvestre. Esta también tiene unos frutos tipo “manzanita” que muestra a final de verano-principios de otoño.
Una especie decisiva
¿Pero por qué es importante Ziziphus lotus para los matorrales a los que da nombre y para el ciudadano almeriense? Esta especie es lo que, en botánica y ecología, se denomina ‘especie clave’. Un ejemplar que, a pesar de su baja densidad en el hábitat, posee una gran importancia. “Sin esta especie ese hábitat no podría existir, y sería otro muy distinto al que vemos hoy en día.”
El azufaifo es un arbusto que cuenta con un sistema de raíces bastante especial. Tiene lo que se conoce como una raíz pivotante principal, y bastantes raíces secundarias más superficiales. Gracias su raíz pivotante, el azufaifo toma agua de niveles muy profundos del suelo. Lo que permite que capas más superficiales del suelo se hidraten. Ello permite que, especies que no cuentan con esas raíces tan particulares, puedan coexistir con el azufaifo en estos hábitats tan áridos, donde el agua es un factor claramente limitante.
Además, es una especie que evita la erosión del terreno en el que se encuentra, ya que retiene el suelo sobre el que se asienta. Si paseamos por Las Amoladeras es muy común ver las raíces de estos arbustos salir entre las dunas. Esas raíces son las que sostienen la duna, las que evitan que ese paisaje se pierda. Nos podemos preguntar, ¿existiría esa playa de Torregarcía si no estuviera esa vegetación ahí?
También actúa como ‘casa’
Al mismo tiempo, el azufaifo, alberga gran cantidad de especies debido a su sistema de ramas con espinas. Conejos, jabalís, distintos ejemplares de pájaro, algún lirón careto, camaleones y otros reptiles. Y, por su puesto, un sinfín de especies de insectos que sobreviven gracias a las flores de este arbusto. Esto es debido a que es uno de los pocos ejemplares que conservan sus flores durante las épocas estivales. “En mi tesis yo contabilicé en los azufaifos más de 80 especies de insectos distintas. Abejas silvestres, abejas de la miel, abejorros, avispas, sírfidos, bombílidos, mariposas, escarabajos, etc.”
Es por ello que se dice que el Ziziphus o azufaifo forma una ‘isla de biodiversidad’. Si no estuviera, seguramente Almería tendría un aspecto muy distinto, y con mucha menos biodiversidad. “Porque la tiene, y mucha”, añade Ana.
Dónde encontrarlo
El azufaifo o Ziziphus lotus se puede localizar en distintos puntos de la geografía almeriense.
- Poniente almeriense. En El Ejido y Santa María del Águila, principalmente. “Aquí está relegado a descampados, mal conservados, y tristemente usados como vertederos de residuos de todo tipo”.
- Levante almeriense. Aquí podemos encontrar azufaifos distribuidos por todo el Cabo de Gata – Níjar, hasta las zonas de Vera. Sus mayores densidades se encuentran en los arenales de Las Amoladeras, en Monsul-Genoveses o El Playazo de Rodalquilar. “También se ve en Campohermoso (donde también se encuentra muy machacado), Níjar, Fernán Pérez y en los valles de Sierra Alhamilla.”
- Zona norte de Almería: le vemos en Cuevas de Almanzora y Guazamara, en los límites de campos agrícolas.
Un ecosistema único
Muchas veces nos centramos en buscar bosques verdes porque pensamos que ahí está la verdadera naturaleza. No somos capaces de ver que los matorrales que nos rodean son nuestros bosques. El “bosque mediterráneo”. Que esos arbustos que pinchan en los descampados de Almería y Murcia, o ese paisaje del Desierto de Tabernas, son los “bosques” almerienses.
Hábitats que extrañan a más de uno por la poca o inexistente presencia de árboles. Paisajes en los que nadie repara en cuidar o conservar. Una filosofía un tanto lejana de la realidad. “¿Dónde más hemos visto esos paisajes en España o en Europa?” No encontrar árboles en ellos no los haces raros, sino únicos. Solo hay que mirar al suelo y ver los colores que llenan todos esos paisajes en primavera. “Almería tiene mucha vida, solo hay que saber mirarla con la lente adecuada. Busquemos la singularidad y no la norma. Valorémosla.”