Ecologistas en Acción acusa la dramática pérdida de biodiversidad en la provincia de Almería. Esta vez, poniendo de relevancia dos especies protegidas que se encuentran en su peor situación: la tortuga mora y el arto. Denuncian su desaparición señalando que se debe a la intromisión del ser humano en sus hábitats.
Su importancia es tal que cada vez existen más evidencias de que la pérdida de especies aumenta el riesgo de padecer epidemias. Según la ONU, las modificaciones ambientales inducidas por el ser humano que reducen la biodiversidad, provocan la aparición de nuevas condiciones ambientales que favorece la proliferación de nuevos huéspedes y patógenos. La conservación de los ecosistemas puede ayudar a regular las enfermedades, al promover la diversidad de especies. Todo para dificultar que un patógeno se extienda.
Destrucción de hábitats
Ecologistas en Acción señala el aumento de la superficie agrícola y el desarrollo urbanístico como el culpable de la reducción de la población de la tortuga mora. Tanto en el levante almeriense en general, como en el Salar de Los Canos de Vera en particular. Desde el año 2015 tener una tortuga mora como mascota pasa a ser delito.
Ocurre algo similar con el arto, una especie de arbusto espinoso amenazada y catalogada como vulnerable. Esta especie estuvo protegida desde el año 1994. Sin embargo, el poco interés de las administraciones ha provocado su casi desaparición en donde su presencia se hacía notable, el Campo de Dalías. Todo debido a las roturaciones impulsadas por propietarios de fincas de la zona.
La paradoja de este asunto es que el arto presenta cualidades beneficiosas para la agricultura. Tanto esta especie como la vegetación asociada a la misma son grandes reservorios de insectos beneficiosos para este sector. Con ello se confirma que su preservación protege a la agricultura de enfermedades y plagas.
Estas dos especies se unen así a la larga especies en peligro de extinción en la provincia de Almería. Entre ellas encontramos la alondra ricotí en Tabernas y Sorbas, el Limonium estevei, la nacra, en el Mar Mediterráneo o el fartet en la Albufera de Adra.