La Torre de los Alumbres, de las minas al cine y al olvido

El Castillo de Rodalquilar debería ser restaurado, protegido y puesto en valor

Desde mi ventana siento la Torre de Los Alumbres solitaria y moribunda, ensombrecida por la fama de las famosas minas de oro de Rodalquilar. Se yergue en mitad de la nada entre el pueblo y el playazo, más o menos por alguno de los lugares propuestos para unos estudios cinematográficos que no se llevaron a cabo. Está hecha de cantería y tiene una altura de 14 metros, planta cuadrada, estructura simple y estilo renacentista, rodeada de una pequeña muralla con torreones circulares en sus esquinas.

Más que un castillo parece una ermita y así debieron verla algunos cineastas que la hicieron pasar por tal al menos en dos películas. Confieso que la primera vez que la vi no fue al natural, sino en ‘La muerte tenía un precio‘, haciendo de guarida de los malos, para lo que le añadieron una espadaña y un pequeño pórtico. En ‘Agáchate, maldito‘ llegaron más lejos y le construyeron una torre adicional. En ‘Morven Callar‘ (2002) aparece tal cual.

La polémica

En 2014 vive una rocambolesca historia digna de película. Aparece en el vallado un cartel anunciando que está en venta junto a la finca que la rodea. El grupo municipal de Izquierda Unida desata la polémica, se retira el cartel y el Ayuntamiento de Níjar afirma ser el propietario de la torre, que en el registro de la propiedad figura a nombre de una tal Rodalquimar.

Parece que los productores de cine le tienen más aprecio que las administraciones, porque, aunque se trata de un Bien de Interés Cultural, no se está haciendo nada, o casi nada, para evitar la ruina en que se encuentra, a pesar, incluso, de que colectivos como Amigos del Cabo de Gata-Níjar presentaron contenciosos administrativos contra el ayuntamiento por inactividad, peticiones de actuación a la Consejería de Cultura y cartas a todos los grupos políticos de la corporación municipal.

Si por Sergio Leone supe de la existencia de la torre y su valor cinematográfico, fue Francisco Hernández, quizás la persona que más sabe de Rodalquilar y sus minas, quien me enseñó todos los detalles y su valor patrimonial e histórico. Nos cuenta que fue levantada por Francisco de Vargas en el año 1509 y que junto a su muralla Oeste se emplazaba la fábrica de alumbres de Rodalquilar a lo largo de todo el siglo XVI.

Un mineral muy cotizado

El alumbre, casi desconocido en la actualidad, era uno de los minerales más cotizados en el siglo XVI. Quienes peinamos canas recordamos aquella piedrecita blanca que tenían los barberos para cortar las pequeñas hemorragias que producía su navaja sobre algún granito de la piel, eso era alumbre, hoy escasamente utilizado en desodorantes y algún que otro producto cosmético. Pero en la Edad Media y en el Renacimiento era imprescindible en la industria textil para fijar en los tejidos los colores, pues los colorantes naturales eran incapaces de mantenerse adheridos a la tela, pero impregnándola con una disolución de agua y alumbre, el tinte se fijaba de forma más brillante y permanente. También se utilizaba en el curtido de cueros y pieles, en la fabricación de vidrio y pergaminos y en la elaboración de libros y códices. La fabricación de alumbre era una industria imprescindible y potente.

La fábrica de Rodalquilar estaba situada entre la torre y la actual barriada de La Ermita, donde se ubicaba el pueblo primitivo, cuyo origen se debe, precisamente, a esta explotación.

La materia prima se extraía de minas a cielo abierto, denominadas tollos, que aún pueden contemplarse por el entorno. El producto final se embarcaba en el Playazo, en un pequeño puerto ubicado al pie del cerro Romero, que muchos años más tarde se utilizaría para el embarque de adoquines.

La Torre de los Alumbres. Foto: José Gálvez

Industria de peso estratégico

Nos cuenta Francisco Hernández que esta industria tenía gran importancia, no solo por el volumen de dinero que generaba, sino también en la importancia de los personajes que controlaban aquel comercio y su utilización como un arma estratégica en las interminables guerras. Era lógico que estas instalaciones pudieran ser pasto de piratas berberiscos o enemigos de la corona, de ahí la edificación de este castillo para la defensa de las minas, de la fábrica y del pueblo.

Por su valor arquitectónico, patrimonial y, sobre todo, histórico, la torre de Los Alumbres o castillo de Rodalquilar debería ser restaurada, protegida y puesta en valor.

Texto: Juan Manuel Jerez Hernández, secretario Amigos del P. N. Cabo de Gata Níjar

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