Los esfuerzos por la conservación del convento de San Pascual Bailón, como otros muchos edificios emblemáticos del patrimonio almeriense, significan trabajar sin esperanza, a veces con críticas del vulgo e incluso de muchos profesionales, y todo por luchar en defensa de la Historia y de su patrimonio.
Fue en 1993 cuando me colé por primera vez en el convento, y quedé impactado por la belleza de esa ruina romántica. En aquel momento conservaba estructuras y tejados, y era un edificio recuperable. Lo que no podía ni pasar por mi cabeza es que el deterioro fuese apropiándose del edificio, se ha hundido la iglesia y parte del convento.
Franciscanos Descalzos
En el año 1661 el pueblo de Laujar, junto a la familia Murillo Velarde iniciaron los trámites para fundar un convento de Franciscanos Descalzos que se integraría en la provincia franciscana de San Pedro de Alcántara. Fray Antonio Murillo, dio el impulso definitivo a la fundación, y para esta empresa contó con el apoyo de todo el pueblo de Laujar y con la oposición de los franciscanos observantes de Ugíjar y de Granada, logrando en 1691 la autorización para levantar el convento.
Los laujareños y los vecinos de los pueblos circundantes ayudaron acarreando los materiales necesarios para la continuación de la obra, además de generosas donaciones de las principales familias del lugar. En agosto de 1697, la construcción estaba bastante avanzada, sobre todo las dependencias más importantes, por ello, los treinta y dos religiosos que integraban la comunidad se instalaron en él. Las obras concluyeron el 28 de octubre de 1708.
La comunidad franciscana descalza de Laujar había sido un referente en toda la Alpujarra durante el siglo XVIII. La decadencia del edificio comienza el 12 de marzo de 1822 en que se clausuró el convento, posiblemente por la escasez de frailes que tenía la orden. Las desamortizaciones eclesiásticas le darían la puntilla, en 1835 fueron suprimidas las órdenes religiosas masculinas y puestas sus propiedades al servicio del estado. Ya desde el principio el Ayuntamiento de Laujar se interesó por el convento, y el 7 de marzo de 1841 solicitó el edificio para sede de un hospital y de la Milicia Nacional. Finalmente se enajenó en 1848, adquirido por Pedro Antonio Frías en 100.000 reales. Posteriormente, tanto la comunidad como la iglesia han pasado por diversos avatares (usos públicos y privados además de sucesivas ventas) hasta su actual estado de deterioro y abandono.
Opciones de restauración
Igual que en un principio el convento surgió del impulso del pueblo de Laujar, a finales del siglo XX aparecieron movimientos ciudadanos que fomentaron su conservación, así en 1996 se crea la Asociación de amigos del convento de san Pascual Bailón y el ayuntamiento adquiere una parte del edificio, iniciándose su restauración por medio de una escuela-taller. Pero todo este impulso cesó quedando nuevamente abandonado san Pascual.
Estamos ante la última oportunidad por salvar lo que queda de este edificio. Afortunadamente el actual equipo de gobierno del ayuntamiento de Laujar está buscando soluciones, ya ha demostrado su sensibilidad con el patrimonio al recuperar la casa palacio de los Moya creando el Centro Hispano Filipino Pedro Murillo Velarde. Pero Laujar es demasiado pequeño para llevar en solitario la recuperación de su patrimonio, ha contado con la ayuda de la Diputación de Almería, pero necesita mucha más, necesita el apoyo de todas las administraciones y de la ciudadanía sensibilizada con su pasado.
Texto: Carlos Villoria Prieto, Jefe Departamento de Historia del Instituto de Estudios Almerienses.