‘Salvados’: “Más de 3.000 personas inmigrantes viven en chabolas en Almería”

El programa de televisión muestra los duros testimonios de los habitantes del campamento de temporeros en Níjar

Con el bañador puesto y la sombrilla de playa en el maletero dirección a Cabo de Gata nos encontramos todo tipo de paisajes. Rectas infinitas sacadas de la ficción televisiva, campos de pitas, sucesiones de palmeras, pero también otros entornos no tan agradables. Es el caso del campamento de temporeros en Níjar, o como muchos lo conocen por aquí “las chabolas”. Hogares de plástico, cartones y alguna que otra estructura de madera dan cobijo a cientos de personas en nuestra provincia.

Unas infraviviendas que han sido objeto de crítica del último programa de ‘Salvados’. En el último episodio de la temporada, Gonzo analizó el racismo de la sociedad. Para ello, viajó hasta este asentamiento de migrantes para comprobar de primera mano cuales son sus condiciones de vida. Son más de 3.000 personas inmigrantes las que viven en chabolas en la provincia de Almería. Si las imágenes de este lugar hablan por si solas, mucho más lo hacen los ojos de sus residentes: “muchos se suicidan porque no pueden regresar”, contaban.

El negocio de los invernaderos

María es de Guinea Ecuatorial y lleva 15 años en Almería. Tiene papeles porque al llegar construyó su vida, pero a los años se le desmoronó. A día de hoy no puede encontrar una casa para vivir porque no tiene contrato de trabajo, por lo que lleva un año viviendo en este asentamiento. “No lo puedes entender, lo puedes solo imaginar porque tú nunca has estado en esta posición», describe María.

Gonzo también habló con Abdulá, residente en el campamentos desde hace dos años. Cuenta la situación en la que se encuentran las personas irregulares en la provincia: «si no tiene papeles, el jefe tiene que comprar el contrato para arreglar sus papeles». Es decir, narra que el migrante ha de buscar al jefe de un invernadero y pagarle 4.000 o 5.000 euros para conseguir un contrato de trabajo de un año.

Vivir con miedo

Dicen vivir con miedo, no al frío ni al hambre: «tengo miedo de que me quemen aquí dentro, esto no es como la ciudad. Allí puedes llamar a los bomberos, pero aquí a veces no tienes siquiera la ubicación», cuenta María. Sin embargo, María agradece todos los días a Dios seguir con vida y se vale de la ayuda de sus familiares que viven en su país para abastecerse: «mi familia de África ma manda dinero, la ironía de la vida».

Estas son solo algunas de las declaraciones extraídas del último programa de ‘Salvados’ en Almería. Muchas formas de vivir en un mismo lugar y todos con una misma conclusión: «si nosotros tuviéramos dinero para volver atrás lo haríamos».

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