Manolo Escobar (1931-2013), cantante de origen almeriense, arrastraba en silencio una cruz en forma de carro. El que cuenta en la famosa canción que le robaron, y los 10.000 que tuvo que aceptar como regalo de sus incontables fans. Todo el mundo preguntaba a Manolo Escobar por su carro y por si fuera poca tortura, “tenía que aceptar carros y más carros hechos con cerrillas, caracolas, palillos o macarrones, y carros pintados con ceras, óleo o bolígrafo, lo cual aumentaba su desdicha”.
La anécdota la cuenta Pablo Carbonell en su libro autobiográfico ‘El mundo de la tarántula’. El cantante de copla le confesó en cierta ocasión que “acumulaba más de 10.000 carros hechos en todo tipo de disciplinas artísticas, regalo de sus fans para resarcirlo del robo de su carro”. A juicio del artista gaditano “le estaban pidiendo de forma subliminal que no volviera a cantar ‘Mi carro’”.
Y es que las consecuencias de cantar públicamente ‘Mi carro’ también persiguieron a Pablo Carbonell en su infancia. Tras una actuación en el colegio el día de la fiesta de San Juan Bosco, patrón de su centro escolar, fue tal el “éxito” que ya no hubo ni un solo recreo en el que no le preguntaran al pequeño Carbonell si ya había encontrado su carro.
Una pregunta un tanto absurda, ya que al final de la copla queda claro que el carro apareció. Sin aparejos, pero perfectamente funcional.
Ya que has llegado hasta aquí, aunque no seas fan de Pablo Carbonell, te recomiendo que leas ‘El mundo de la tarántula’, su libro de memorias publicado en 2016 por la editorial Blackie Books.
Es una mezcla de contracultura, inocencia, confesiones personales, drogas y un listado de trastadas que te harán reír sin parar. Y de fondo mucho famoseo ibérico. Ya sabes, el mundo de la farándula…