Las exhibiciones de coches temerarias están a la orden del día en el parking del Palacio de Exposiciones y Congresos de Aguadulce. Este lugar se convierte, tanto de día como de noche, en una explanada en la que jóvenes realizan derrapes y maniobras poniendo en riesgo su vida y la de otros. Además, también se juntan en este espacio para hacer botellón.
Los vecinos de la zona están hartos de esta situación. Aseguran que rompen botellas, gritan, ponen la música a todo volumen y que, cuando alguien les llama la atención se encaran, con ellos y salen derrapando mientras les insultan.
Va a más
Este es el panorama al que se enfrentan desde el año 2014. Sin embargo, a raíz de la pandemia, cuando esto debía haber ido a menos, ha ido a más. Por ello, han decidido denunciarlo de forma más radical según relata Juan Carlos Oyonarte, presidente de la Asociación de Vecinos Las Colinas de Aguadulce.
«Esto no ha hecho más que empezar, el problema es de las autoridades competentes que tienen que solucionarlo. Seguiremos nuestra presión y recurriremos hasta donde haga falta. Si tenemos que pedir la dimisión del jefe de la Policía Local de Roquetas la vamos a pedir porque llevamos ya siete años diciendo que falta presencia policial», añade Oyonarte. Por el contrario el presidente felicita a la Guardia Civil por la labor que realiza.
Inconvenientes
Uno de los inconvenientes a la hora de localizar a quienes ejecutan estos actos es la ubicación y las facilidades de huida que ofrece el espacio. Cuando los temerarios detectan que viene la Policía o la Guardia Civil lo que hacen es dispersarse. Hay un camino por unos invernaderos y si ven o escuchan que hay una patrulla les da tiempo a marcharse.
Además, enfrente del Palacio de Congresos hay un colegio y la estampa de los niños jugando se ha visto minimizada a causa de la peligrosidad. «A cambio, nos encontramos quedadas y faltas de respeto a los vecinos que lo único que quieren es descansar y hacer uso del espacio donde han comprado sus viviendas. Esto no es un polígono industrial ni es una zona a las afueras, estamos en un suelo urbano que se hizo para un uso residencial. Es increíble que tengan que venir algunos padres y llevarse a sus hijos a las afueras para sacar la bicicleta porque les prohíben salir por aquí», cuenta el presidente de la asociación.
Sanciones
Héctor Gómez, miembro de la junta directiva de la misma asociación afirma que las sanciones a las que se enfrentan son principalmente administrativas. Pueden ser por el tipo de conducción, por la inseguridad vial que generan, además, de aquellas que pueden producirse por no cumplir con el horario o movilidad que se permita a causa de las medidas sanitarias por la Covid-19. «Una multa de estas podría llegar a los 600€ pero sumadas podrían alcanzar los 2.000 o 3.000 euros«, aclara Gómez.