Mientras conduces, haces tareas o practicas deporte puedes escuchar conversaciones sobre temas interesantes, edulcoradas con carcajadas y comentarios obscenos. Los podcast de ‘Estirando el Chicle’ son como una noche de copas con las amigas. Aunque en este caso las amigas están «un poco locas» y dicen palabrotas. Victoria Martín y Carolina Iglesias, creadoras del famoso podcast ganador de un Ondas, hacen una parada en Almería este sábado 12 de marzo y domingo 13, con su show ‘Estirando el Chicle Live’, una oportunidad de ver a estas dos cómicas sobre las tablas del Auditorio Maestro Padilla.
Tenéis un Premio Ondas. A mi me dieron una vez uno de periodismo y mi madre lo tiene en el salón del pueblo muerto de la risa, ¿Dónde está el vuestro?
Lo tiene Carol, se lo ha quedado ella porque hemos pedido unas copias y todavía no nos han llegado. Son carísimas, como 400€ o algo así, pero pedimos para que tuviéramos todo el equipo. De todas formas, hemos ganado otro Ondas que es el de los podcasts.
¿Cómo ha repercutido en vuestro presente y futuro profesional?
La verdad es que ha sido un reconocimiento súper gratificante porque no nos lo esperábamos. Llevamos mucho tiempo en la industria trabajando de guionistas, cómicas; detrás, delante… Pero nunca habíamos hecho un podcast y llevábamos solo un año y medio haciéndolo cuando nos dieron el premio. Fue una cosa super heavy, y ha hecho que consigamos mucha visibilidad y que el programa crezca. Ya iba muy bien, pero ese tipo de cosas es como que te dan un check de que está bien. Aunque no tiene nada que ver porque hay podcasts maravillosos que no han ganado y que postulaban, y son mejores que el nuestro.
Al final ha sido como una sucesión de cosas, el apoyo del público que nos escucha todas las semanas y el apoyo de los Ondas que ha sido increíble. A mi me ha puesto un poco nerviosa porque ahora lo tenemos que hacer mucho mejor. Somos tontísimas y a mi me da mucho miedo, me gusta moverme en la mediocridad. Las primeras veces después de que nos lo dieran yo estaba súper nerviosa. Intentamos hacerlo lo mejor posible, pero evidentemente la cagaremos porque somos gilipollas. Al principio decía: ¡Dios mío, qué responsabilidad! Qué esperan de mi si yo solo sé hablar de ojetes.
El éxito en las audiencias se traduce en entradas agotadas, como ha ocurrido aquí en Almería ¿La clave está en la sinceridad?
Yo creo que a la gente le mola el hecho de que no seamos tan modestas, porque a mi me da que la gente está hasta las narices de que los únicos discursos que haya sean los que se supone que quieres oír. Yo creo que es guay que nosotras cuando la cagamos, o hacemos cosas que no son de una moralidad extensa, en definitiva, hacemos cosas como los humanos que somos grises y no somos perfectas, y no vamos dando lecciones. Somos dos tías que somos iguales dentro que fuera y hablamos con honestidad de nuestras vidas, de cuando la cagamos y cuando hacemos las cosas mal. Eso es lo realmente revolucionario del programa y lo que ha conectado con la gente.
Habláis de cosas que os han pasado, pero… ¿puede que lo exageréis un poco?
Soy súper exagerada, pero casi todo es verdad. Es verdad que siempre le doy un punto para que la historia sea graciosa, pero yo luego soy así en la vida. Soy súper mentirosa, estoy de cañas con mis amigas y probablemente cuente la historia igual, metiendo un poco de fantasía. La base de la historia suele ser verdad. Aunque soy una persona tan mentirosa que a veces cuento una cosa y me creo que la he hecho, y ya no sé si es verdad o mentira.
En un día como hoy es propio preguntaros… ¿Por qué hay tan pocas mujeres cómicas?
Eso deberíamos preguntárselo a un señor que está sentado en un despacho con unos huevos enormes. No sé, realmente no es que ahora haya más espacios para nosotras, sino que los hemos construido. El hueco que ha hecho ‘Estirando el Chicle’ o ‘Deforme Semanal’ o todos los podcasts que están saliendo de mujeres no son podcast que han creado la industria, sino que se han construido, espacios que se han creado desde cero. Por eso estamos surgiendo más cómicas, pero realmente las hay, las ha habido siempre. Las mujeres somos muy graciosas, las personas más graciosas que conozco son mis amigas, mi madre y mi abuela son mujeres. Siempre me he reído mucho más con mujeres, lo que pasa es que no se les ha dado la entidad y la visibilidad. Hay muchísimas monologuistas que no han llegado al mainstream, y es una pena.
¿Creéis que se ha avanzado en igualdad en el mundo de la comunicación?
Creo que hemos avanzado nosotras, es una presión que hemos hecho nosotras. No le doy mérito a nadie más que no sea nosotras y nuestros equipos, nuestras compañeras y entre nosotras. El mérito lo tenemos 100% nosotras que nos hemos dejado las narices para sacar proyectos adelante. Una cosa muy buena que hay de esta remesa de cómicas es que somos amigas y nos apoyamos entre nosotras. Cuando alguien tiene un proyecto le damos visibilidad en nuestras cuentas y plataformas, y creo que eso ayuda un montón. Y además dejar claro que las cómicas nos llevamos de puta madre.
Para los que puedan pensar que es un “podcast de chicas para chicas”, tengo que decir que uno de mis mejores amigos, agricultor y el más rockero del mundo, os ama. ¿Qué le dirías a todos esos chicos que no os escuchan por prejuicios?
Que nos den una oportunidad, que nos escuchen. Les va a gustar porque es un podcast muy de “grises” y somos malas personas a veces y lo contamos. Creo que eso ayuda un montón a que la gente conecte. Nadie es perfecto y estamos todos aprendiendo a ser mejores, y ahí vamos. Hay un montón de tíos que nos escuchan y me parece súper guay. También las mujeres mayores que nos escuchan, eso me hace muchísima ilusión. Y cuando vienen a los bolos y las vemos en primera fila con las amigas, mola un montón que se sientan identificadas y te digan: “esto me hubiera gustado escucharlo a mi cuando tenía 30”.
Viendo casos como el de David Suárez, que acabó en juicio por un chiste, ¿os autocensuráis?
Yo ha habido un tiempo que la pasada temporada lo he venido haciendo, pero como que he reflexionado y ahora intento hacerlo cada vez menos. A lo mejor hay cosas de las que he hecho en el pasado súper gordofóbicas que ya no haría porque ya no me hacen gracia porque he pasado a otra etapa. Pero el humor tiene que ofender y es súper importante, porque si no es imposible remover conciencias ni contar nada si no hay una tensión dentro del chiste. Entonces yo creo que no podemos dejar que solo exista el humor blanco y es muy importante que la gente elija lo que quiere, y que cada uno escuche lo que le de la real gana. Yo creo que la gente premia la originalidad y el ingenio.
¿Qué van a encontrar los espectadores que vayan a ver vuestro show?
Es un show de variedades: hay canción, hay baile, hay colaboradora, vídeo, imagen… Tenemos de todo. Y luego rajamos por los codos y decimos la palabra ‘coño’ 358.000 veces… Es muy divertido y nos lo pasamos muy bien porque, además, entre las dos nos lo pasamos muy bien haciéndolo y yo creo que eso se transmite al público.