Ricardo Arqueros es el jefe de estudios de la Escuela de Arte Dramático y Cine de Almería desde que se puso en marcha hace ahora dos años. Son muchos los estudiantes de Almería, tanto jóvenes como adultos, que han decidido estudiar cine y el teatro en este espacio.
Hasta la apertura de esta escuela con sede en el Teatro Cervantes de Almería los almerienses que querían formarse profesionalmente en artes escénicas tenían que marcharse a otras ciudades.
Para hacer balance de los dos primeros cursos académicos en Almería Is Different, hemos entrevistado Ricardo Arqueros, y aprovechamos la ocasión para que nos cuente aspectos clave de su trayectoria profesional así como la oportunidad que Kuver Producciones, empresa promotora de la escuela, brinda a todos los almerienses que aman el teatro, el cine, la danza o la música.
Eres el Jefe de Estudios de la escuela de Arte Dramático y Cine en Almería, ¿qué significa para ti?
Ilusión y responsabilidad. Me enorgullece ser la persona encargada de dar forma y desarrollar un proyecto tan necesario como es la Escuela de Arte Dramático en Almería. Ya no tienes que irte de aquí para formarte profesionalmente y eso es algo muy importante.
Ofrecemos, entre otras muchas cosas, un centro que no para de crecer y evolucionar, profesorado con experiencia profesional, una productora que te presta atención desde el principio y el Teatro Cervantes como sala de aprendizaje y actuación. Ojalá hubiese tenido una opción así cuando era joven.
¿De dónde viene tu pasión por la carrera de actor?
Siempre estuvo ahí, pero no me había dado cuenta. Actué en la escuela, en el instituto, en la universidad… pero no fue hasta que participé en mi primer montaje de teatro del Siglo de Oro cuando algo cambió. Participamos en las Jornadas con cinco actuaciones consecutivas. Yo me levantaba por la mañana, iba a clase, comía y me iba al teatro para tomar café y preparar la actuación de la noche. ¡Cinco días seguidos! Por aquel entonces solo pensaba en escribir números para actuar en café-teatro y actuar con el aula de la universidad. Y entonces comprendí que eso es lo que yo quería hacer profesionalmente. Quería que mi vida fuese así.
Ahora dedicas más tiempo a la docencia, ¿todo ha cambiado?
Estos dos años he cambiado el punto de vista, porque ahora me dedico principalmente a la formación, pero el resultado es el mismo. Cada mañana me levanto para ir al teatro y dedicar mis esfuerzos a enseñar el arte de la interpretación. Si me dicen hace tres años que yo tendría las llaves del Teatro Cervantes en mi bolsillo no me lo habría creído. Este lugar es mágico, pero a diferencia de otros, es accesible.
Aun así, sigo actuando y dirigiendo. Diez montajes como director y varios escarceos actorales en estos dos años además de los proyectos que tenía antes de volver a Almería. Pero lo más importante ahora no son mis compañeros de reparto, sino mis alumnos. Me encantaría coincidir pronto con ellos sobre los escenarios.
¿Qué oportunidades te ha dado la vida de actor? ¿Has viajado?
Las oportunidades no vienen a ti, provienen de la búsqueda y el trabajo. Así que la repuesta a esa pregunta es “todas”. Todas las que he sido capaz de aprovechar. Soy una persona muy afortunada porque he contado siempre con el apoyo incondicional de mi familia. He tenido profesores, amigos, compañeros y experiencias maravillosas. Aunque tengo que decir que lo he apostado todo a esta profesión y que los momentos duros lo son especialmente por lo vocacional que es.
Cuando un actor sale a escena se deja la piel por el público, y esa entrega a menudo vuelve contigo a casa. Si había que hacer algo en una obra yo preguntaba dónde y cómo, dejando de lado posibilidades más lucrativas con tal de hacer siempre teatro, trabajar siempre de lo mío.
Pero luego hace falta que alguien genere los viajes, las actuaciones, las giras o los montajes. He viajado muchísimo. He actuado y dirigido en Alemania, México, Puerto Rico, E.E.U.U. con la misma ilusión que en Extremadura, Galicia o Valencia. En escenarios para mil personas y sobre un tablero y cajas de refrescos para quince, en Nueva York y en Valle de Allende, en Ciudad Juárez y en Benilloba, en una universidad privada de Chicago y en la plaza de Chinchilla. Para mí, cada actuación es una oportunidad.
¿Has trabajado con grandes del cine? ¿Qué nos puedes contar sobre tu experiencia compartiendo escenario? ¿Has aprendido algo de ellos?
Trabajo día a día con grandes profesionales que además de hacer teatro, danza o cine lo saben enseñar. Pero tú me preguntas por los grandes como Sir Lan McEllen o Carlos Hipólito, ¿no? He tenido el placer de conocer ambos, pero, aunque tengo formación audiovisual, mi trabajo siempre ha ido dedicado al teatro.
Fíjate, yo empecé a hacer teatro porque pensaba que era como hacer cine, pero en directo, y cuando comprendí las posibilidades del teatro ya no quise hacer otra cosa. No he tenido oportunidad de trabajar con ningún “grande”, pero he aprendido muchísimo de ellos. Cada vez que he asistido a un curso, encuentro, conferencia, cada vez que he visto una obra de teatro o una película, “los grandes” están enseñando.
Por eso, hay que “ver” mucho teatro, mucho cine. Y si trabajamos con alguien que tiene experiencia, sea grande o desconocido hay que estar atentos con los cinco sentidos. Lo que siempre he notado en el trato con grandes artistas es que cuanto más grande es un actor o actriz, más sencillo es en el trato.
Mis grandes no son famosos, pero me han enseñado la profesión, las técnicas, los trucos, la actitud. El teatro no entiende tanto de fama como el cine, pero cuando ves a alguien pisar escena eres capaz de percibir su grandeza.
¿Por qué decidiste dejarlo todo y volver a Almería?
Después de estar quince años fuera de ella de pronto Almería me ofrecía oportunidades. Cuando hablé con Curro Verdegay, Gerente del Teatro Cervantes de Almería y Kuver Producciones, sobre la escuela, yo dirigía las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro de Almería y pensé que era la oportunidad perfecta para volver aquí a vivir.
Podría dedicarme mejor a ambos proyectos y tener cerca a la familia. No fue fácil dejar atrás esos quince años en Murcia, pero era el momento. Y así lo hice. Las Jornadas me decepcionaron absolutamente y decidí dedicarme enteramente a la Escuela. Este proyecto y las personas que forman parte de él me aportan tanto que no puedo pedir más.
Háblame de cómo son tus alumnos y qué se estudia cuando eres actor en la Escuela de Arte Dramático y Cine de Almería
Se estudian muchas líneas que conducen a un mismo fin: un intérprete polivalente que se conoce escénicamente y está dispuesto a mejorar. Desde danza, clown y expresión corporal, hasta historia del cine, lenguaje audiovisual, dramaturgia o indumentaria. La Escuela de Arte Dramático de Almería, ofrece una formación integral en la línea de otras escuelas públicas, pero con un componente práctico muy superior.
No solo por el hecho de pertenecer a una productora que gestiona un teatro en el centro de Almería, sino porque la proyección profesional es uno de nuestros pilares principales. Las asignaturas no se estudian para “sacar nota”, se cursan para ser mejor intérprete.
Mis alumnos, para mí son un reflejo de mi juventud. Vuelvo a mis tiempos de estudiante y pienso: “¿qué fue importante para mí, qué eché de menos?” y entonces pienso en la forma de conseguirlo para ellos. Me planteo cuales fueron mis mejores experiencias prácticas y entonces busco la forma de que ellos las tengan. Sé lo que necesitan para enfrentarse al mundo real y no quiero que esperen a acabar sus estudios para descubrirlo.
Pero yo no lo sé todo, ni soy maestro de todo. Por eso el profesorado de la Escuela es vital para el proyecto: Juan Gabriel García, Paco Cañizares, Keka Manzano, Diego Armando Alias o Mercedes Dato, proyectan mis anhelos y mis preocupaciones y los convierten en ejercicios, en lecciones, en montajes, en experiencia. Juntos escribimos la historia de la escuela donde nuestros alumnos son los protagonistas.
¿Crees que la provincia necesita una Escuela de Arte Dramático y Cine en Almería?
La necesita desde hace décadas. Almería y sus ciudadanos demandan un centro que polarice la actividad artística de sus escenarios y rodajes desde hace años. Y ha tenido que ser una empresa privada, Kuver Producciones, la que se atreva a aceptar el reto.
Solo tenemos dos años de vida y tenemos aún mucho por hacer, pero el tiempo coloca cada cosa en su lugar y nosotros a día de hoy estamos orgullosos de lo que hemos conseguido. Un centro que valore y apueste por nuestra cantera de actores y actrices, que ofrezca formación a diferentes niveles, práctica, experiencias escénicas, que genere contacto entre los profesionales.
Además de que ofrezca puestos de trabajo, que entable diálogos con diferentes compañías y artistas, que aporte variedad a la oferta espectacular, que atraiga y exporte productos y montajes. Establecer contactos entre centros, una escuela que se dedique exclusivamente a generar y mover cultura desde lo profesional, que abra las puertas de los teatros y de los cines para aprender, actuar, rodar, viajar y crecer. Almería no necesita una escuela de arte dramático; al fin la tiene.
Si te ha gustado esta entrevista a Ricardo Arqueros quizás te interese ampliar información sobre “Una escuela de teatro en el corazón de Almería”.