
Daba sus últimos coletazos el año 1958 y un joven valenciano, de padre almeriense, se encontraba dentro de un coche en la zona belga de Hoielhaart. Asfixiado por el calor provocado por el azote de los rayos del sol contra la chapa del vehículo, comprobaba como en el exterior, la temperatura era de cero grados. Un auténtico invernadero.
El nombre de este joven es José Esteban Hernández Buj. Conoció la técnica del invernadero en Bélgica y, en ese coche, supo que Almería era el lugar perfecto para implantar el sistema de cultivo bajo plástico.
Al comienzo, los resultados no fueron los esperados y el cultivo se quemaba por el abrasador calor. Luego idearon un sistema de tensores de alambre acerado y plásticos transparentes, que terminaron de configurar un invernadero a un tercio del precio de lo que costaban los invernaderos belgas.
Potencial del invernadero
Y este fue un hito que sentaría las bases del mayor motor económico de la provincia en las décadas venideras. Y que aún hoy sigue siendo el sector con más potencial y capacidad de absorción, sobre todo, en cuanto a avances tecnológicos se refiere.
Sin embargo, el auténtico auge del invernadero, en el Campo de Dalías (Dalías, Berja y El Ejido), se produjo 10 años más tarde: unas lluvias torrenciales arrasaron los cultivos y declararon los terrenos zona catastrófica.
Pero, como “no hay mal que por bien no venga”, llegaron unas ayudas para arreglar la zona. Unas ayudas que los agricultores usaron para construir invernaderos a mayor escala. A esos invernaderos los llamaban “abrigos” debido al calor que hacía en su interior.
En los años 80 y 90, El Ejido fue el pueblo que más creció de toda Europa,
y debido a la falta de trabajadores, se los quitaban unos a otros.
En la actualidad, las exportaciones alcanzan la cifra de 1.500 millones de euros anuales y hacen llegar productos saludables a 500 millones de europeos. El mar de plástico cubre una superficie de 19 x 30’50 kilómetros. Esto hace que sea la única construcción del ser humano que se puede observar desde el Espacio.
Todas estas características hacen que Almería sea más conocida con el sobrenombre de “la huerta de Europa”.