El mimbre es un material que ha estado presente en casi todas nuestras casas en forma de cestas, sillas, cabeceros de cama y demás enseres del hogar. Yo misma de pequeña tenía una silla de mimbre que encontraba su lugar en casi todos los rincones de la casa. Una decoración itinerante que formó parte de mi infancia. Desde hace siglos las manos de artesanos del mimbre han elaborado infinidad de artículos a partir de este material que vuelve a estar de moda. Y es que desde que lo rústico es moderno, el mimbre vuelve a tener un papel protagonista en la decoración del hogar.
El mimbre se extrae de un arbusto cuyo tallo se procesa y después se teje para elaborar distintos utensilios. Una fibra vegetal flexible y maleable que ofrece múltiples posibilidades. Además tiene mucha historia, ya que existen referencias documentales del mimbre en el Antiguo Egipto. Con los años se fue sustituyendo por otros materiales, aunque son muchos los lugares en los que todavía conservan esta tradición. De hecho, en Almería, este elemento da nombre hasta a una calle.
Después de años en los que el mimbre había quedado relegado en favor de materiales sintéticos, esta fibra vuelve a ser utilizada en la elaboración de mobiliario y decoración para el hogar. Hemos visto como se ha colado de lleno no solo en nuestras casas, sino también en los armarios en forma de bolsos, cestos y capazos, por ser un material muy ligero.
Lo natural y lo auténtico del mimbre aporta un estilo único. Y cuando se trata de artículos artesanales elaborados a mano no hay dos completamente iguales, por lo que la exclusividad que aporta este material es imposible de conseguir con otros más industrializados. Y es que los artesanos del mimbre crean auténticas obras de arte.
En Almería aún conservamos algún comercio en el que trabajan de manera local con el mimbre. La Espartería y Cordelería Casado, en calle Altamira, lleva más de 100 años elaborando artículos artesanos. Trabajan todo tipo de materiales: la madera, pasando por la palma, el esparto, el cáñamo y, el que nos ocupa. Crean productos que han formado parte de las tradiciones almerienses como los asientos de rejilla o los cestos que llevaban nuestras abuelas al mercado. Y es que si utilizamos objetos que se hayan fabricado de manera local estamos poniendo nuestro granito de arena para que se conserven oficios de tradición en la ciudad.