Una buena mañana del 30 de enero de 1972, a las diez y media, Jessica Podelski, una niña de 12 años de Little Rock, estado de Arkansas, fue poseída por el diablo mientras se dirigía al patio del colegio a comerse los donuts que su madre había puesto, como cada mañana, en su pequeña mochila. Jessica, una niña normal y corriente, amante de su familia y amigos, comenzó, nada más llegar a casa, a demostrar una actitud muy extraña. Reproducimos la conversación de aquella mañana entre la pequeña Jessica Podelski y su madre.
- MADRE-. Hola, hija, qué tal te ha ido en la escuela…
- HIJA-. Que sepas que quiero una guitarra eléctrica…
- MADRE-. Ya no te gusta la bandurria que te compramos para los reyes…
- HIJA-. ¿Tú has visto alguna vez a alguien que folle tocando la bandurria?
- MADRE-. Pues mira a tu padre, tocando la bandurria me conquistó…
- HIJA-. ¿La bandurria, mamá? Por todos los ángeles caídos, ¡una bandurria en Arkansas! Toca el banjo, coño, por lo menos toca el banjo…
- MADRE-. Bueno, ya hablaremos… siéntate, que ya está el asado…
- HIJA-. ¡Y no quiero asado, estoy harta de asado, a partir de hoy me hago vegana!
- MADRE-. Pues irás a tú a comprar los productos veganos, porque yo no tengo tiempo…
- HIJA-. Me haré un huerto en el jardín trasero…
- MADRE-. Tú estás loca, niña, anda, anda, lávate las manos y ayuda a poner la
- mesa…
- HIJA-. No pienso formar parte de esta sociedad patriarcal…
- MADRE-. Anda, la de cosas que está aprendiendo mi niña en el cole…
- HIJA-. Y que sepas que me toco ahí…
- MADRE-. ¿Que te tocas dónde?
- HIJA-. Ahí…
- MADRE-. ¿En el chirri?
- HIJA-. Sí, en el chirri.
- MADRE-. ¿Te has lavado las manos?
- HIJA-. ¡no, no me he lavado las manos!
- MADRE-. ¡Pues a la mesa no te sientas tú con esas manos , después de haberte estado trajinando el chirri!
- HIJA-. Pero mamá…
- MADRE-. ¡Ni mamá ni mamó!
Algunos científicos aseguran que éste es uno de los casos de posesión más breves de la historia, no llegó a las tres horas. Al diablo, como se suele decir, no le dio tiempo ni a deshacer las maletas dentro de aquel cuerpo. Se le vio salir como alma que llevaba él mismo por uno de los conductos de la extracción de humos de la cocina del pequeño domicilio familiar donde Jessica vivía con sus padres y sus siete hermanos.
Por eso el diablo pastorea, se inmiscuye, surca sigiloso todos los caminos y mira con detenimiento a los débiles. Unas veces con más acierto que otras. Es mejor ser equilibrado para que esto no suceda, y darse a lo natural, como por ejemplo al ging seng.
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