Demasiado cerca

El fotoperiodista almeriense Carlos Barba reflexiona sobre su trabajo y el de sus colegas en tiempos de pandemia

“Tened cuidado, estáis demasiado cerca”. Me lo decía amablemente una compañera mientras hacíamos fotos de unas pruebas masivas de COVID-19 hace unos días. Y seguro que tenia razón. Yo me planté en el lugar donde hacían las pruebas con un plan. No iba a acercarme demasiado. Pero al igual que mi compañero Javier Alonso, en algún momento acabé “demasiado cerca” persiguiendo algún encuadre interesante. Buscando ese “algo” que haga que mi foto sea más completa que las tomadas por las decenas de móviles contra los que tristemente competimos cada día. Supongo que buscando ese elemento diferenciador nos acabamos acercando demasiado.

Somos varias generaciones de fotografos que crecimos leyendo aquello de «Si tus fotos no son buenas es que no te has acercado lo suficiente». Esa lapidaria frase pronunciada por Robert Capa (el que por cierto murió tras pisar una mina ) nos ha perseguido a muchos a lo largo de nuestras carreras. Una especie de mantra y guia de cómo había que hacer las cosas. Y quién soy yo para contradecir a unos de los fundadores de MAGNUM.

Cerca de la noticia

Los fotógrafos debemos estar cerca de la noticia, eso es innegable. Quizás algo más cerca que el resto. La distancia a la que estás de los hechos que pretendes captar influye mucho en como puedes contar esa historia. “Estar cerca” va en la naturaleza de la profesión, aunque ni mis compañeros fotoperiodistas ni yo somos unos temerarios. Ni mucho menos perseguimos la mística de Capa. Cuando trabajamos, hacemos por protegernos todo lo que podemos porque sabemos que nadie lo hará por nosotros.

No hace mucho tiempo, protegerse y salir sin daños personales de una cobertura que se volvía peligrosa se reducía a correr más, agacharte cuando tocaba, rezar para que eso que te tiraban fuesen solo cajas de berenjenas y en mantenerte de pie cuando una carga policial te pillaba “demasiado cerca”. Pero cuando aquello acababa te ibas a casa sabiendo que no había ocurrido nada demasiado grave y como mucho te descubrías algún moratón que debías de haberte hecho al caerte en aquel balate, aunque no recordaras haberte hecho tanto daño.

Peligro invisible

Pero ahora el peligro es invisible. Ya no tienes la certeza de haber salido indemne pues igual tarda días en hacerse notar. Y es entonces cuando tras hacer un trabajo sobre unas residencias que se desinfectan, un cribado masivo o cualquier tema COVID, te preguntas si esa persona a la que has entrevistado no habrá dado positivo, si la mascarilla que llevabas era la adecuada para esa situación en la que no tenias previsto meterte o si esta vez… estuvimos “demasiado cerca”.

Texto de Carlos Barba, fotógrafo.

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