Compartir piso nunca ha sido tan complicado. Pese a las normas que siempre ha conllevado la convivencia entre jóvenes estudiantes, ahora se suman las que la Covid-19 ha traído a nuestras vidas.
Marío tiene veintidós años, estudia Ingeniería Electrónica Industrial y está expuesto cada día a esta situación. Comparte piso con otra persona y la lejía es su mejor aliada.
Desinfección de la casa
Hemos conocido de primera mano las medidas anti-covid en este piso de estudiantes en el que tienen todo organizado y con las medidas de higiene necesarias.
Al entrar a la vivienda Mario nos ha recibido con gel hidroalcohólico para desinfectarnos las manos y con un higienizante de calzado.
Después nos ha explicado cómo conviven en los espacios compartidos. En el caso del salón, cada uno cuenta con su propio sofá que cada noche antes de irse a dormir queda desinfectado.
En cuanto al baño, la lejía no puede faltar. Cada vez que uno hace uso de este lugar utiliza el producto de limpieza evitando así cualquier riesgo de contagio.
Respecto a la cocina, ambos cuentan con una rendija individual en la nevera evitando así la manipulación de productos que no les pertenecen. Además, cada uno tiene su propia cubertería.
Subir amigos al piso
«Un poco de vida social también es importante. Eso sí, con organización», Asegura Mario. Aunque a veces les cuesta ponerse de acuerdo para repartirse los días con amigos en casa no les queda otra que acabar llegando a un acuerdo.
Actualmente solo están permitidas las reuniones de seis personas, y por ello el día que uno trae a sus colegas, el otro se marcha del hogar.
Así viven el estudiante de ingeniería y su compañero en tiempos de pandemia. Una situación a la que hacen frente muchos jóvenes cada día y que han tenido que adaptarse a la nueva normativa.