Hace unos días, el maquetista, Ricardo Moya, me puso en la pista al pasarme en Facebook unas curiosas fotos. En ellas podía leerse perfectamente, Bar Alhucemas. Situado en el dintel de piedra que recercaba dos huecos, en la esquina de Calle del Rostrico y Hernán Cortés.
Era pintura negra sobre la calcarenita y tipografía antigua. Intrigado por el descubrimiento, me acerqué ‘in situ’ al lugar. Allí comprobé personalmente que la aparición del viejo rótulo se debía a que el promotor de unos futuros apartamentos turísticos, a los que se dedicará el histórico inmueble, estaba picando la fachada y decapándola para pintarla de blanco y azul.
Nos ponemos en situación
En el plano de la Ciudad de Almería de Pérez de Rozas, fechado en 1864, indica que existían con idéntica denominación las proximidades de la Iglesia de Santiago, la Calle de Las Tiendas, la Calle del Rostrico y la Calle de Hernán Cortés.
En esta última se localiza la denominada ‘Casa Góngora‘. Una muestra de casona señorial con su escudo marmóreo en la portada, patio interior y escalera. Sin duda, uno de los cuatro ejemplos subsistentes de casa civil almeriense anterior al siglo XIX.
Los otros tres que le acompañan son la Casa de los Puche (sede del Prendimiento), Casa de Perceval en Eduardo Pérez y el Antiguo Archivo Histórico. Hay que subrayar que, esta calle es, por tanto, un enclave histórico único por conservar viviendas de siglos XVIII y XIX.
Así lo corroboran los proyectos firmados por los reconocidos Arquitectos Joaquín Cabrera (Arquitecto municipal en 1861) y Enrique López Rull (1846-1928), y otras edificaciones más recientes del también reputado Guillermo Langle (1895-1981).
La calle Hernán Cortés siempre ha sido muy bulliciosa debido a la presencia desde 1900, del Monte de Piedad, en la Plaza de Marín. A lo largo de su historia ha albergado comercio tradicional como, por ejemplo, el establecimiento del guitarrista ‘Richoly‘, ‘Marín Rosa‘, el Fotógrafo ‘Rojas’…
El Bar Alhucemas en la actualidad
Actualmente, el interior del inmueble está vacío y solo se conserva la fachada y alguna rejería original. El local bajo en cuestión fue durante muchos años el histórico establecimiento de ‘Persianas Moreno‘, con más de 60 años de experiencia.
En los datos encontrados en la Biblioteca Digital de la Diputación de Almería, hallé en unos cuantos anuncios de la prensa histórica. Uno de ellos, publicado en la prensa local, el 5 de noviembre de 1927, decía lo siguiente.
“El Bar Alhucemas, el antiguo establecimiento de Roldán, situado en la calle del Rostrico esquina a la de Hernán Cortés, abrirá hoy sus puertas al público completamente restaurado, con un gran surtido en bebidas, tapas y bocadillos. Vinos legítimos de Albuñol y Valdepeñas».
Y en otro anuncio de 1928 podía leerse, «Bar Alhucemas. De Bienvenido Sáez Vargas. Vinos, aperitivos y licores de las mejores marcas. Especialidad en vinos de Albuñol. Hernán Cortés 4 y Rostrico 2».
Bares de leyenda
Este bar compartió parroquianos con otros establecimientos afamados de la época. Algunos de ellos fueros: el Bar Restaurante La Campana, en Plaza del Carmen, el Almacén de Vinos La Reguladora, en calle Granada, el Bar Imperial, de Juan López Fernández, en Puerta de Purchena y El Porvenir, un gran Bar Cosmopolita según anunciaban los periódicos de aquellos años.
También, cabe recordar al Café Cervecería, fundado en 1897, en Paseo del Príncipe con Rueda López, que servía «a todas horas la legítima manzanilla de Sierra Nevada elaborada al baño María».
Algunas suposiciones sobre el Bar Alhucemas
Del regente del Alhucemas, Bienvenido Sáez Vargas, se sabe muy poco. En 1921, al cumplir 19 años, natural de Adra e hijo de Valeriano y Ana, fue incluido en el alistamiento para el reemplazo de 1922.
¿Acaso fue movilizado o le inspiró el «desembarco de Alhucemas”? Un desembarco militar llevado a cabo el 8 de septiembre de 1925 en Alhucemas por el ejército y la Armada española. Y también, pero en menor medida, un contingente aliado francés, que propiciaría el fin de la guerra del Rif.
Se conserva una foto del Cuartel de Infantería de la «Misericordia» de 1924, donde tuvo su sede el Regimiento de la Corona. Embarcado desde Almería, en la Guerra de Melilla y el Rif, el 2º batallón del Regimiento desembarcó en Melilla el 24 de julio de 1921. Fueron las primeras fuerzas militares que auxiliaron la ciudad, rodeada en ese momento por las harkas de la rebelión de Abd-el Krim.
Esperemos que el viejo rótulo no regrese al olvido y contribuya con estas líneas a alimentar su leyenda.
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