¿Qué hace Antonio Soler con un azor en mitad del Paseo de Almería?

El primer paso es que se adapte a la gente

Antonio Soler es un almeriense que, además de dedicarse profesionalmente a la carpintería metálica, es un enamorado de las aves. Esa pasión, que comenzó cuando era un niño, le ha llevado a ser ahora, uno de los pocos cetreros de Almería.

“Llevo veinte años de mi vida dedicados a ellos. Soy uno de los pocos almerienses que nos dedicamos por afición a la cetrería”, explica Antonio.

Pertenece a la Asociación Española de Cetrería y Conservación de Aves Rapaces (AECCA). Dicha asociación, tiene su sede en Madrid y se trata de la única asociación de cetreros de ámbito nacional en España. La cual, se convierte en una de las mayores asociaciones cetreras mundiales.

De paseo con un ave rapaz

Como el que saca a su perro a pasear, así estaba Soler en mitad del Paseo de Almería, paseando a un ave de grandes dimensiones en el brazo. “Estaba paseando y me he parado a hablar con unos amigos. A Vanesa, mi Azor, le viene bien salir a la calle y adaptarse a la gente. Es muy arisca”, confiesa Antonio.

Esta ave, también conocida como azor septentrional, azor norteño o gavilán azor, es una de las especies más delicadas, desconfiadas y más difíciles de manejar. No aptas para principiantes.

“Este es un ejemplar común, en la Península y en Almería tenemos el Azor Ibérico, algo más pequeño de tamaño. Su patrón de colores se asemeja al de los halcones, aunque la especie se encuentra realmente emparentada con las águilas y muy especialmente con el gavilán».

«Vanesa es un ejemplar joven, muestra de ello, son los tonos claros que presenta: rojizo arriba y amarillo con grandes manchas de color pardo oscuro en la zona de abajo. Sin embargo, cuando son adultos, el plumaje cambia por completo. Un color pardo ceniza, de tonos grises y negruzcos en la región superior, mientras que las partes inferiores son blanquecinas horizontalmente barradas en oscuro”, muestra Antonio Soler.

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