5:00 am…. esta noche es noche de calma y no se mueve nada. Cansado de dar vueltas en la cama, me viene una idea a la cabeza que llevaba tiempo aplazando, vámonos a la Playa de los Muertos a grabar el amanecer.
Miro el parte de viento y la hora de salida del sol, creo que si llego a tiempo.
No tengo tiempo ni ganas de coger nada de comer, así que pongo algo de ropa y digo algo porque no elijo ni pienso, cojo lo primero que pillo y me subo en el coche con la noche aun cerrada y las carreteras aun llenas de gente buscando la última copa y otros recogiéndose.
Y diréis, ¿por qué dices que llevas tanto tiempo aplazándolo? La verdad que no es tanto por la distancia ni el madrugón, creo que queda evidente a los que me conocéis ya un poco, que no es eso.
No me gusta porque es una playa muy conocida quizá la que más y eso significa mucha gente. También que es muy grande, y este personaje que escribe lo extremadamente grande me abruma y no veo nada …me sobrepasa y no disfruto.
Últimamente he aprendido que ese que me dice mi yo que no me gusta, es solo una idea, una opinión de algo que asumo y no cuestiono. Creo que me hace perderme muchas cosas. Como digo, estoy en un momento de al menos cuestionar esos “no me gustan” y me planto delante para al menos, saber si realmente no me gusta.
Camino a la Playa de los Muertos
Estoy seguro de que os podéis imaginar el camino a esas horas, empieza a clarear y todas estas cuestiones pasan a segundo lugar. La luz es preciosa y lo cambia todo. Parece que los chicos de la radio han puesto la lista de reproducción justa, para este camino de primeras luces.
Cuando me doy cuenta voy a 100 por hora y chico, aunque esto mola mucho, o aprietas o no llegas y como ya sabemos, el amanecer no espera.
¡Que no llego! Tengo que pararme estoy en la fábrica de cemento de Carboneras y ya veo ese tono naranja que me dice. Salgo, así que, tengo que grabarlo, aunque sea aquí.
¡Qué maravilla! Solo quiero grabar la salida y subir a la playa, aunque no tenga la salida del sol. Imaginar que aquí ese ego que está diciendo, esa playa es una caca y mira, no has llegado para que veas. Me río yo solo de las cosas que nos decimos a nosotros mismos.
Mientras llego al aparcamiento de la playa, algunas furgonetas ya están abriendo sus puertas, los primeros deportistas y domingueros llegan para pillar su lugar y yo me alejo por el camino al mirador y despego.
Me quedo sin plabras cuando empiezo a ver esas mezclas de colores, luces, sombras y formas desde la inmensidad que da la altura. Esa mentalidad negativa, la veo esconderse en mi mente.
Tengo que asumir la extrema belleza de lo que se suponía que no me gustaba. Así que amigos …ahora vais a entender con este vídeo lo mucho que mereció la pena ir a ver algo que supuestamente no me gusta. A seguir aprendiendo y a disfrutar de esta Almería tan diferente y única.
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